Tuesday, April 7, 2015

La Vida y Milagros del Padre Pio

PADRE PIO: UN SACERDOTE CATÓLICO QUE HACÍA MILAGROS Y TENÍA LAS HERIDAS DE JESUCRISTO EN SU CUERPO

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Por Hno. Miguel Dimond de Monasterio de la Sagrada Familia / vaticanocatolico.com

Padre Pio habló a una mujer recién enviudada; su esposo había dejado a ella y sus dos hijos para vivir con otra mujer por más que tres años. De repente el cáncer se había llevado su vida. Él consintió en recibir los últimos sacramentos antes de la muerte, después de muchos ruegos insistentes.

La mujer preguntó: “¿Dónde está su alma, Padre? Me preocupo y no he dormido.” “El alma de tu esposo es condenado para siempre,” Padre Pio respondió. La mujer respondió: “¿Condenado?” Padre Pio asintió con la cabeza tristemente. “Cuando recibió los últimos Sacramentos, él ocultó muchos pecados. No tuvo ni arrepentimiento ni una buena resolución. Tambien fue un pecador contra la misericordia de Dios, porque decía que siempre quería tener parte de las buenas cosas de la vida y entonces tener tiempo para convertirse a Dios.”

Dos Francmasónes, quienes eran implacablemente opuestos a Dios y la Iglesia Católica, decidieron hacer confesiónes fingidas a Padre Pio de pecados que simplemente inventaron. Su propósito fue profanar el Sacramento de Penitencia. Estos hombres fueron a él a tiempos diferentes. Mientras que empezaron a confesar sus pecados inventados, Padre Pio les paró, les dijo que supo que estaban haciendo, y entonces empezó a decir a cada uno sus pecados reales, con tal que la hora, el lugar y como los cometieron. Los dos hombres eran tan abrumados que pocos días después se arrepintieron de sus vidas pecaminosas y se convirtieron.

Permiso está dado para hacer copias de la información escrita en este folleto o citar secciónes de ella.


Padre Pio: Un Sacerdote Católico que hacía milagros y tenía las heridas de Jesucristo en su cuerpo

Padre Pio era un sacerdote franciscano capuchino que tenía las cinco heridas de Jesucristo en su cuerpo visiblemente por más que cincuenta años. Padre Pio también era un vidente, lector de la mente, profeta, taumaturgo, confesor, místico, asceta, y misionero a escala mundial.1 Cientos de libros y artículos han sido escritos sobre Padre Pio. Artículos largos sobre él han aparecido en muchas revistas incluyendoNewsweekTiempo, y Tiempos de Nueva York La Revista.2


El suceso de recibir los Estigmas

Tener los estigmas signífica tener en el cuerpo las “marcas que se parecen a heridas en el cuerpo crucificado de Cristo.”3

Han sido solamente como sesenta instancias aceptadas de los estigmas en la historia de la Iglesia Católica.4

Padre Pio era el primer sacerdote en la historia de la Iglesia Católica que recibió los estigmas visibles. Tenía los estigmas visibles por más que cincuenta años, y su pérdida de sangre durante los años era tan grande que, según las ciencias médicas, no podría haber sobrevivido por mucho tiempo – ciertamente no por cincuenta años.5

Padre Pio de verdad recibió los estigmas invisiblemente el 14 de agosto, 1910.6 Padre Pio rogó que sus estigmas permanezcan invisibles y escondidos de los ojos de hombres.7 Pero el 20 de septiembre, 1918, mientras que hizo su acción de gracias después de una Misa, recibió los estigmas visibles. Su director espiritual le ordenó que describa todo que pasó ese día. Padre Pio describió el suceso:

...Vió un visitante misterioso ante mí ...le salía sangre de los pies y el costado. La vista me asustó... Entonces la visión del visitante desapareció, y vió que mis manos, pies y costado fueron perforados y goteando sangre. Puedes imaginar el dolor que sentí en ese momento y que continuaba sufriendo casi cada día continuamente.8 La herida del corazón sangra continuamente, especialmente desde el jueves por la noche hasta el sábado. Querido Padre, me muero de dolor por causa de la herida y el resultante bochorno... Levantaré la voz y no detendré de suplicar a Él hasta que en Su misericordia quite, no la herida ni el dolor, que es imposible porque quiero estar ebrio de dolor, sino estos signos externos que me causan tanta vergüenza y humilliación insoportable.”9

Sus estigmas eran heridas muy profundas en el centro de sus manos y pies y por el izquierdo costado de su cuerpo. Sus manos y pies eran perforados de lado a lado; aun se podría ver luz a través de la membrana que cubrió sus heridas. Llevaba guantes sin dedo por las manos (excepto durante la Misa), y medias por los pies.10 Durante los años, miles de personas veían las heridas de Padre Pio expuestas en sus Misas.11 El vendaje por su herida del costado se ponía empapado de sangre durante la noche, y se debería cambiarlo la próxima mañana. Sus estigmas estaban examinados por médicos varias veces. La conclusión imparcial a que llegaban fue que sus heridas eran inexplicables. Sin permiso directo de sus superiores, nadie podría ver las heridas.12

Dr. Bignami examinó las heridas poco después que Padre Pio las recibió. Él dijo: “...No comprendo como estas heridas ya han persistido por casi un año sin mejorar o empeorar.”13

Corroborando la conclusión de los médicos, que la presencia de los estigmas fue inexplicable y milagrosa, fue el hecho que a Padre Pio le hicieron operaciónes para una hernia y un quiste. Estas enfermedades sanaron normalmente, pero sus estigmas no sanaron normalmente.14 Increíblemente, las heridas en las manos de Padre Pio estaban frecuentemente abiertas y expuestas, pero remanecían totalmente libre de infección. Él perdía más o menos una taza de sangre cada día de la herida en el costado, que siempre estaba cubierto de una tela de lino.15

Otro médico, Dr. Sanguinetti, dijo a un amigo: “Si tú o yo sufriera un décimo del dolor que Padre Pio sufre de sus heridas, seríamos muertos.”16

Fue preguntado a Padre Pio porqué la herida en su costado estuvo en un sitio poco diferente que el sitio en que estuvo la herida de Nuestro Señor. Respondió: “Sería demasiado si fuera exactamente parecida a la del Señor.”17 Además de los estigmas, Padre Pio sufrió la coronación de espinas y la flagelación casi una vez por semana.18

La sangre alrededor de los estigmas de Padre Pio despedía a veces una fragrancia agradable “como una mezcla de violetas y rosas.” Un médico añadió, “Se debería considerar que de todas las partes del organismo humano, la sangre se descompone más rapidamente. En todo caso sangre nunca despide un olor agradable.”19

Esta milagrosa fragrancia agradable también estuvo olido sobre cosas que pertenecieron a Padre Pio y sobre algunas cosas que tocó. Algunos devotos de Padre Pio habían olido una fragrancia agradable, rosas, flores silvestres o un olor de humo de cigarro. Creen que esta indica su presencia, una advertencia o un mensaje de cualquier tipo.

En los archivos del Monasterio Nuestra Señora de Gracia, hay volúmenes de testimonios de más que mil personas diferentes que fueron dictaminadas enferma sin esperanza por médicos, pero fueron sanadas de enfermidades incurables y los efectos de heridas atroces por la intercesión de Padre Pio.20 Padre Pio también hizo ocurrir conversiónes numerosas entre increyentes, ateos y agnósticos – y personas que se afirmaban Católicos, pero habían dejado de la práctica de la Fe.21


La niñez de Padre Pio

La madre de Padre Pio dio a luz a ocho hijos, de quienes tres murieron a edad muy temprana.22 Padre Pio nació el 25 de mayo, 1887, llamado Francesco Forgione, y fue bautizado el siguiente día.23 Cuando tenía cinco años, Francesco tenía gran sensibilidad para materias con respecto a Dios. A este tiempo, empezó a tener visiónes – visiónes de cosas santas además de visiónes de cosas muy malignas. Estas visiónes horriblemente malignas le asustaban y le causaban llorar.24

A Francesco (Padre Pio) no le gustaba irse afuera para jugar con niños de su edad porque, como dijo él, “No son honestos; usan malas palabras, y juran.”25

Francesco era un niño pensativo y dócil. A cinco años de edad, dijo que ya se le había prometido fidelidad a San Franciso de Asís; a nueve años su Madre decubrió que había sido intentando dormir sobre el suelo duro y frio, con una piedra por almohada.26 Cuando era niño, se había puesto un acto reflejo por Francesco, en la presencia de niñas, controlar los ojos recatadamente, mantener la cabeza poco inclinada, portarse muy reservado, y evitar darles demasiadas confianzas a ellas.27 Cada noche la familia de Padre Pio rezaba el rosario juntos. El Rosario tenía un lugar especial en su casa. Se podría sacrificar otras cosas en su casa, pero no el Rosario.28

Una vez, cuando era niño, vió a una chica a quien conocía trabajando duro con su aguja, cosiendo una banda a un vestido. Le dijo a ella: “Andrianella, hoy no trabajamos. Es domingo.” Mostrando su irritación, la chica respondió: “Chico pequeñito, eres demasiado pequeño para hablar como eso.” Francesco se fue, y regresó con tijeras. Entonces él agarró la banda en que ella había sido trabajando y la cortó en pedazos.29

Cuando Francesco Forgione (Padre Pio) tenía catorce años (1901), fue mandado a trabajar en una programa de escuela secundaria bajo la dirección de Angelo Caccavo. En 1902, Caccavo asignó a Francesco la tarea de escribir un papel entitulado “Si Yo Fuera Rey.” Esto es lo que el Francesco Forgione de quince años escribió bajo el tema “Si Yo Fuera Rey”:

[Si yo fuera Rey] lucharía, en primer lugar contra los divorcios, que tantos hombres malvados desean, y haría que todos respeten lo más posible el sacramento de matrimonio. ¿Qué pasó a Juliano el Apóstata, quien era valiente, sereno, y estudioso, pero hizo la gran equivocación de negar el Cristianismo, en que fue educado, porque decidió restablecer paganismo? Su vida fue desperdiciada porque no alcanzó nada sino el vil nombre de apóstata.”30

El 6 de enero, 1903, Padre Pio entró la vida religiosa como un monje capuchino.31 La salud de Padre Pio era tan mala que su profesor de teología le dijo: “Tu salud no es buena, así que no puedes hacerse predicador. Mis esperanzas para tí son que serás un grande y concienzudo confesor.”32

Esta declaración fue profética, porque sería cumplida en una manera increíble. Padre Pio fue ordenado como sacerdote de la Iglesia Católica el 10 de agosto, 1910.33


Confesiónes

Juan 20: 21-23: “Como el Padre me envió, así tambien yo os envío. Cuando había dicho esto, exhaló sobre ellos; y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Cuyos pecados perdonareis, les son perdonados; y cuyos retuviereis, son retenidos.”

En el Evangelio de Juan, vemos el poder de perdonar pecados conferido por Jesucristo sobre los Apóstoles. El poder de perdonar pecados conferido sobre sacerdotes válidamente ordenados por un obispo haría un papel prominente en la vida y milagros de Padre Pio. De 1918 a 1923, Padre Pio oía confesiónes por quince a diecinueve horas cada día. En los 1940s y 1950s, generalmente oía confesiónes algo menos que eso, pero todavía cinco a ocho horas cada día.34

La confesión media hecha a Padre Pio duró solamente tres minutos. Según un cálculo, Padre Pio oía un total de aproximadamente cinco millón confesiónes.35

Tantas personas querían que Padre Pio oiga sus confesiónes que generalmente tenían que esperar dos o tres semanas hasta que tendrían su oportunidad.36 El número de personas llegó a ser tan grande que fue necesario abrir una oficina para distribuir billetes. Los billetes fueron numerados; indicaban el lugar en la fila del confesionario de Padre Pio.37 Este sistema de numerar comenzó estar implementado en enero, 1950.38 También fue instituida una regla que no se podría irse a confesión a Padre Pio más que una vez cada ocho días.

Un hombre de Padua, que había ido a confesión a Padre Pio, intentó ir otra vez a confesión antes que había pasado el período de esperar de ocho días. Para burlar el período de esperar, mentiró acerca del número de días que habían pasado desde su última confesión a Padre Pio. Cuando entró el confesionario, Padre Pio le mandó afuera y le acusó con energía de su mentira. Después de haber sido echado, el hombre dijo con lágrimas, “He dicho muchas mentiras en mi vida, y pensaba que podría engañar a Padre Pio también.”39 Pero Padre Pio tenía un saber sobrenatural de su acto.

Padre Pio exigía que toda confesión sea una verdadera conversión. No toleraba una falta de franqueza en la explicación de pecados. Era muy duro con los que se excusaban, hablaban sin sinceridad, o no tenían una firme resolución de cambiar. Exigía franqueza y honestidad completa del penitente. También exigía un verdadero y sincero dolor en el corazón, y una firmeza absoluta en las resoluciónes por el futuro.40

Muchos de los penitentes de Padre Pio hacían la declaración asombrosa que, cuando estuvieron en su confesionero, experimentaban la imponente impresión de estar ante la cátedra de juicio de Dios.41

Si el penitente no fuera veraz, o simplemente leyera la lista de sus pecados sin la firme resolución de cambiar, Padre Pio frecuentemente gruñiría “fuera.”42 Muchas personas decían que Padre Pio era brusco y airado, que a veces le daría con el panel en las narices del penitente. Padre Pio frecuentemente denuciaba a un penitente con una frase aguda.43

Un hombre que fue echado del confesionero por Padre Pio dijo: “¿Qué tipo de monje canalla es eso? ¡No me dio tiempo para decir una palabra, sino inmediatamente me llamó un cerdo viejo y me dijo que saliera!” Otra persona le dijo a este hombre que Padre Pio probablemente tuvo buenas razónes para llamarle un cerdo viejo y tratarle en esta manera. “No se me ocurre porqué,” dijo el hombre que había sido echado del confesionario; y entonces, después de una pausa, el hombre dijo: “sino sea porque da la casualidad de que me quedo con una mujer que no es mi esposa.”44

Padre Pio también echaba a ciertos sacerdotes y obispos de su confesionero.45 Una vez Padre Pio dijo a un sacerdote: “¡Si supieras del todo qué tremenda cosa es sentarse en el tribunal del confesionero! Estamos administrando la sangre de Cristo. Deberíamos tener cuidado para que no la tiramos por todas partes por estar demasiado indulgente o negligente.”46

Otro hombre fue a confesión a Padre Pio para probarle. Quiso ver si Padre Pio pudiera darse cuenta de que estuvo mentirando. El hombre dijo a Padre Pio que no estuvo allí para confesar los pecados, sino para pedir oraciónes por un familiar. Esto no fue verdad, y Padre Pio lo supo inmediatamente. Padre Pio le golpeó en la cara y le mandó fuera del confesionero.47

Una mujer que vino por un viaje largo para ver a Padre Pio le dijo en confesión, “Padre Pio, hace cuatro años perdió mi esposo y no he ido a la iglesia desde entonces.” Padre Pio respondió: “Porque perdiste tu esposo, ¿también perdiste Dios? ¡Fuera! ¡Fuera!” mientras que rápidamente cerró la puerta del confesionero.

Poco después de este suceso, la misma mujer recuperó su fe, lo atribuyendo a la manera en que Padre Pio le trató a ella – probablemente reconociendo como ella había puesto su apego a su esposo por encima de Dios.48

Andre Mandato habló sobre el tiempo cuando fue a confesión a Padre Pio: “Yo iba a la iglesia cada domingo pero no tenía ninguna creencia fuerte en confesión. Iba casi nunca. Empecé a creer en confesión solamente después que fui a Padre Pio. La primera vez que confesé a él, me dijo los pecados que yo había cometido.”49

Katharina Tangari describió ir a confesión a Padre Pio: “...Padre Pio empezó por pedirnos cuanto tiempo había sido desde nuestra última confesión. Esta primera pregunta estableció contacto entre Padre Pio y el penitente; pareció repentinamente como Padre Pio supiera todo de nosotros. Si nuestras [del penitente] respuestas fueran poco claras o inexactas, él las corregiría; teníamos el sentimiento que... su ojo podría ver nuestro alma como verdaderamente fue ante Dios.”50

Padre Pio hizo comentarios sobre la cantidad de confesiónes que oía, y cómo era capáz de hacerlo: “Han sido períodos cuando oí confesiónes sin interrupción por dieciocho horas en seguida. No tengo ni un momento para mi mismo. Pero Dios me apoya con eficacia en mi ministerio. Siento la fuerza para renunciar a todo, con tal que almas regresan a Jesús y aman a Jesús.”51

Juan McCaffery fue a confesión a Padre Pio, y escribe de su experiencia extraordinaria. McCaffery quiso que Padre Pio ore por algunos de sus amigos.

McCaffery recuerda: “Pues, durante una pausa, empecé a decir ‘Y entonces, Padre...’, pero él me interrumpió con una sonrisa y dijo: ‘¡Si, recordaré tus amigos también!”52

Una mujer llamada Nerina Noe fue a Padre Pio por confesión. Le dijo a él que estaba pensando de dejar de fumar; no previó la brusca responsa que Padre Pio le dio a ella: “Mujeres que fuman cigarillos son repugnantes.”53

Frederick Abresch fue uno de esos penitentes que había sido convertido después de ir a Padre Pio por confesión. Aquí hay unas de las cosas que describió sobre el cuento de su conversión increíble:

El noviembre de 1928, cuando fui a ver a Padre Pio por la primera vez, había sido pocos años desde yo había pasado de protestantismo a catolicismo, que hice de conveniencia social. No tuve la fe; por lo menos entiendo ahora que simplemente me hacía ilusiones de tenerla. Habiendo sido criado en una familia muy anticatólica y imbuida de prejuicios contra dogmas a tal grado que una instrucción rápida no podría eliminar, estaba siempre ávido de cosas secretas y misteriosas.

Encontré un amigo que me inició en los misterios del espiritismo. Muy pronto, sin embargo, me cansé de estos mensajes inconcluyentes de ultratumba; yo era fervientemente en el campo del ocultismo, magia de todos tipos, etc. Entonces me encontré con un hombre que declaró, con un aire de misterio, que estaba en posesión de la única verdad: ‘teosofía’. Enseguida me hice su discípulo, y en nuestras mesas de noche empezamos a acumular libros con títulos más tentadores y atractivos. Con seguridad en mi mismo y engreimiento, usaba palabras como Reencarnación, Logos, Brahma, Maja, ansiosamente esperando alguna realidad grande y nueva que se tuviera que pasar.

No sé porqué, aunque creo que era ante todo para complacer a mi esposa, pero de vez en cuando continuaba recibiendo los santos Sacramentos. Esto fue el estado de mi alma cuando, por la primera vez, oí del Padre Capuchino que me había sido describido como un crucifijo vivo, haciendo milagros continuos.

Creciendo en curiosidad... decidí ir y ver con mis propios ojos... Me puse de rodillas en el confesionero [y dije a Padre Pio que]... consideraba la confesión una buena institución social y instructiva, pero que no creía en la divinidad del Sacramento en absoluto... El Padre, empero, dijo con expresiónes de gran dolor, ‘¡Herejía! Entonces todos tus Comuniónes fueron sacrílegas... tienes que hacer una confesión general. Examina tu conciencia y recuerda la última vez que hiciste una buena confesión. Jesús ha sido más misericordioso contigo que con Judas.’

Entonces, mirando encima de mi cabeza con ojo severo, él dijo, ‘¡Alabados sean Jesús y María!’ y se fue a la iglesia para oir las confesiónes de las mujeres, mientras que me quedaba en la sacristía, conmovido y afectado profundamente. Mi cabeza estaba girando y no me podría concentrar. Todavía oía en las orejas: ‘¡Recuerda la última vez que hiciste una buena confesión!’ Con dificultad logré hacer la siguiente decisión: Diría a Padre Pio que había sido un Protestante, y que aunque después de la abjuración fui rebautizado (condicionalmente), y todos los pecados de mi vida pasada fueron borrados en virtud de santo Bautismo, sin embargo, por mi tranquilidad quería empezar la confesión de mi niñez.

Cuando el Padre regresó al confesionero, repitió la pregunta a mí: ‘Pues cuando fue la última vez que hiciste una buena confesión?’ Respondí, ‘Padre, cuando estaba...’ pero en ese punto el Padre me interrumpió, diciendo,

...¡hiciste una buena confesión por la última vez cuando estuviste regresando de tu luna de miel, dejemos todo lo demás y empecemos de allá!’

Remanecí boquiabierto, sacudido con un aletargamiento, y entendí que había tocado lo sobrenatural. El Padre, empero, no me dejó tiempo para reflexionar. Ocultando su conocimiento de mi entero pasado, y en la forma de preguntas, enumeró todas mis faltas con precisión y claridad... Después que el Padre había traido a luz todos mis pecados mortales, con palabras impresionantes me dio a entender la gravedad de estas faltas, añadiendo en un tono de voz inolvidable, ‘Has cantado un himno a Satanás, mientras que Jesús en Su amor ferviente se ha desnucado para tí.’ Entonces me dio mi penitencia y me absolvió... Creo no solamente en los dogmas de la Iglesia Católica, sino también en la más minima de sus ceremonias... para quitar esta fe, se debería quitar mi vida también.”54

José Greco, ahora un gran devoto de Padre Pio, tuvo un sueño en que se encontró con Padre Pio por un camino y le pidió salvar su padre enfermo. El padre de José de repente se recuperó después del sueño. Para agradecerle a Padre Pio, José decidió viajar y verle cara a cara. Después de esperar cuatro días, José logró ir a Padre Pio por confesión. José describió el encuentro:

Esto lo hizo de verdad, cuando Padre Pio me vió él dijo: Pues tu padre está bien, entonces.’ Pues me dejó destrozado porque nunca había visitado a San Giovanni Rotondo antes. Nunca había ido a esa parte del mundo, ni conocía a nadie allá. Y sin embargo planteé en la mente una pregunta a él, dije ‘¿fue Usted, fue Usted?’ Y él respondió, ‘en el sueño, en el sueño.’ Pues empecé a temblar, de verdad te digo que estaba muerto de miedo. Dije, ‘sí Padre, en el sueño, Padre.’ Le dije mis pecados, y antes que me dio la absolución me dijo: ‘ahora bien, hay algo más ¿sabes?’ [que no mencionaste en confesión]. Dije, ‘bien Padre, no puedo recordar nada más.’ Padre Pio procedió a describir un suceso con una chica en el parque cuando yo primeramente estaba en el ejército. Pues volví a recordarlo todo. Quise que la tierra se habría abrido y me tragado, estuve tan avergonzado. Entonces dije a Padre Pio, ‘Sí Padre, estoy volviendo a recordarlo todo y tengo miedo de que olvidaba decirlo en confesión, estoy muy avergonzado.’ ‘Pues,’ dijo él, ‘has portado este pecado contigo desde 1941, y el lugar fue Blackburn por decirte la verdad.’ Y me levanté para salir y Padre Pio dijo, ‘Hay algo más que has olvidado,’ y fue una sonrisa leve en su cara. Dije, ‘O no Padre, de verdad no hay nada más que puedo recordar.’ Pensé que fue sobre algún pecado. Y él dijo: ‘ve en tu bolsillo.’ Así saqué mis cuentas del rosario [de mi bolsillo], las dé a él, las bendijo él y me las dio de vuelta. Y eso fue todo.”

Un hombre dijo a Padre Pio en confesión: “Pero tengo mucho apego a mis pecados, por mí son una necesaria manera de vivir. Ayúdeme a encontrar un remedio.” Padre Pio le dio una oración a San Miguel el Arcángel para decir cada día por cuatro meses.55

Don Nello Castello, un sacerdote de Padua, Italia, que había ido a confesión a Padre Pio cientos veces, recordó sus experiencias increíbles:

Fui a confesión a Padre Pio por lo menos cien veces. Recuerdo la primera vez, sus palabras ambos me sobresaltó y me iluminó. Los consejos que me dio reflejaron un saber exacto de toda mi vida pasada y futura. A veces él me sorprendió con sugerencias no relacionadas con los pecados confesados. Pero los acontecimientos después lo hicieron claro que su consejo había sido profético. En una confesión en 1957, habló cinco veces con insistencia sobre el mismo tema, usando palabras diferentes, y recordando a mí de un horrible defecto de impaciencia. Además, me iluminó sobre las causas fundamentales que provocaban la impaciencia. Me describió el comportamiento que debería seguir para evitar la impaciencia en el futuro. Esto ocurrió sin que yo habría dicho ni una sola palabra sobre el problema. Por lo tanto él conocía mis problemas mejor que yo y me aconsejaba de como correctarlos.”56

Entre los que venían a ver a Padre Pio, eran increyentes declarados. Algunos vinieron a verle de curiosidad, otros a mofarse de ambos Padre Pio y Dios.

Dos Francmasónes, quienes eran implacablemente opuestos a Dios y la Iglesia Católica, decidieron hacer confesiónes fingidas a Padre Pio de pecados que simplemente inventaron. Su propósito fue profanar el Sacramento de Penitencia. Estos hombres fueron a él a tiempos diferentes. Mientras que empezaron a confesar sus pecados inventados, Padre Pio les paró, les dijo que supo que estaban haciendo, y entonces empezó a decir a cada uno sus pecados reales, con tal que la hora, el lugar y como los cometieron. Los dos hombres eran tan abrumados que pocos días después se arrepintieron de sus vidas pecaminosas y se convirtieron.57

Un comunista increyente también vino a Padre Pio por confesión. A ese tiempo ya no había abandonado sus creencias malvadas. Padre Pio le persiguió fuera del confesionero, diciendo: “¿Qué haces ante el tribunal de Dios si no crees? ¡Fuera! ¡Váyate! ¡Eres comunista!”58

En el confesionero, Padre Pio diría cosas como:

¿Porqué vendiste tu alma al Diablo? ... ¡Qué irresponsable! ... ¡Estás en el camino al Infierno! ... ¡Hombre descuidado, ite primero y consigue arrepentimiento, y entonces ven acá...!”59

Una persona en confesión puso en duda la existencia misma del Infierno. Padre Pio respondió, “Lo creerás cuando llegares allá.”60

Padre Pio consideraba irse a confesión frecuentemente algo necesario por el crecimiento en la vida espiritual. Él fue a confesión por lo menos una vez por semana. Nunca quería que sus hijos espirituales vayan sin confesión por más que diez días.61

Una vez fue pedido a Padre Pio: “Confesamos todo que podemos recordar o saber, pero ¿posiblemente Dios vea otras cosas que no podemos recordar?” Él respondió: “Si pusiéramos [en nuestra confesión] toda nuestra buena voluntad y si tuviéramos la intención de confesar [todos pecados mortales]... todo que podemos saber o recordar – la misericordia de Dios es tan grande que Él incluirá y borrará aun lo que no podemos recordar o saber.”62

Por esta razón se debería decir al fin de una confesión, “y confieso todos pecados que habría olvidado y no mencioné en esta confesión.”


Padre Pio sobre modas de hoy día

1 Timoteo 2:9: “Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia…”

Gálatas 5:19: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son fornicación, impureza, inmundicia…”

Padre Pio tenía opiniónes muy firmes sobre las modas de vestir femininas. Cuando empezó la manía de las minifaldas, ninguna se atrevió a venir al monasterio de Padre Pio vestida de moda tan inadecuada. Otras mujeres vinieron no en minifaldas, sino en faldas que fueron algo cortas. Padre Pio se puso muy ofendido por eso también. Una mujer intentó cambiar la falda antes de irse a confesión; le pidió prestado una más larga a una amiga. Cuando ella entró el confesionero, él descorrió el postigo pequeño, y entonces lo corrió otra vez, diciendo: “¿Pues? ¿Hemos sido disfrazandose por un carnaval, entonces?63 Toda mujer que se viniera en su confesionero vestida de una falda que no fue ocho pulgadas debajo de las rodillas fue despachada inmediatamente sin poder irse a confesión.64 Otras mujeres, quienes lograron entrar vestidas algo incorrectamente, fueron despachadas por Padre Pio, con él a veces gritando ¡fuera! ¡fuera! ¡fuera!”65

Padre Pio no toleraba ni faldas ajustadas ni vestidos cortos o escotados. También prohibió a sus hijas espirituales vestirse de medias transparentes. Su severidad aumentaba cada año. Él despediría a mujeres del confesionero, aun antes que entraran, si percibiera su vestido inadecuado. Muchas mañanas despachó una tras otra – al fin oyendo muy pocas confesiónes. Él también tenía un letrero pegado a la puerta de la iglesia, declarando:

Por el deseo explícito de Padre Pio, mujeres deben entrar su confesionero vestidas de faldas por lo menos ocho pulgadas debajo de las rodillas. Es prohibido pedir prestado vestidos más largos en la iglesia y llevarlos por el confesionero.”

Padre Pio reprendería a algunas mujeres con las palabras, “Ite y vístete.” A veces añadiría: “¡Payasas!” No le daría a nadia un pase, o si eran personas a quienes les encontrara por la primera vez, o hijas espirituales de tantos años. En muchos casos, las faldas fueron muchas pulgadas debajo de las rodillas, pero todavía no fueron suficiente largas por la severidad de Padre Pio. Chicos y hombres también tenían que llevar pantalones largos, si no quisieran estar echados de la iglesia.66


De Pecados de Impureza

Jacinta de Fatima: “Los pecados que causan que más almas vayan al Infierno son los pecados de la carne.”

Era bien conocido entre los sacerdotes ancianos que Padre Pio no era contra usar lenguaje duro, brusco, y asombroso, como ya vimos. Esto fue especialmente verdad cuando trataba de casos de impureza, escándalo, calumnia, y pecados contra la Maternidad. No perdonaba a estas personas sin reprimenda, y frecuentemente una muy severa. Mientras que pecadores graves estaban frecuentemente amonestados con una advertencia severa, a otros fue rehusada la absolución porque no fueron suficientemente preparados.67 Padre Paolo Rossi, el postulador general de los capuchinos, dijo: “Padre Pio tenía un carácter brusco.”68

Un hombre infiel a su mujer confesó a Padre Pio que tenía “una crisis espiritual.” Padre Pio se puso a pie y gritó, “¿Qué crisis espiritual? Eres un vil cerdo y Dios está enojado contigo. ¡Fuera!”69

Otra mujer joven confesó que había cometido pecados contra la pureza. Sin embargo, ella supo que cuando regresara a su casa caería otra vez en la misma tentación y cometería el pecado otra vez. Careció el firme propósito de enmendarse (la firme resolución de cambiar la vida y dejar de pecar) – un componente esencial de hacer una confesión válida. Padre Pio rehusó absolver a ella. Ella regresó y hizo la misma confesión, pero Padre Pio no absolvió a ella. Esto ocurrió cuatro veces en seguida. Inmediatamente antes de su quinta confesión, ella pensó para sí: “Prefiero morirme antes que cometer este pecado otra vez,” y pensaba de esto durante toda su confesión. Padre Pio le examinó detenidamente, y entonces absolvó a ella.70

Una mujer que se hizo un aborto se encontró con Padre Pio. Ella dijo, “Nunca sabía que un aborto fuera un pecado.” Él respondió: “¿Qué quieres decir, no sabías que esto fuera un pecado? Es matar... es un pecado, un gran pecado.”71

Una mujer confesó que había leido libros inmorales. Padre Pio dijo: “¿Has confesado esto antes?” “Sí,” respondió ella. “¿Qué te dijo tu confesor?” preguntó Padre Pio. “Que no debería hacerlo nada más,” ella dijo. Sin decir una palabra, Padre Pio corrió la puerta del confesionero en su cara y empezó a oir la próxima confesión.72


La Influencia de Padre Pio sobre la Gente

Que Dios usaba a Padre Pio para interceder en favor de otros era tan bien sabido que la gente en la zona tenían un apego profundo, aun absurdo a él. Cuando fue dicho que Padre Pio posiblemente sería trasladado a un lugar diferente, la gente local intentaron impedirlo por amenazar con violencia si él fuera trasladado. Esto fue, por supuesto, una decisión malísima y pecaminosa por parte de esta gente. Sirve para mostrar, sin embargo, que la intercesión milagrosa de Padre Pio era bien sabido entre la gente.

En agosto 1923, los superiores de Padre Pio le dijeron a él que iba a ser trasladado. El 10 de agosto, 1923, un hombre llamado Donato vino a Padre Pio y le apuntó con una pistola, diciendo, “Muerto o vivo, vas a quedarse con nosotros aquí en este pueblo.” Inmediatamente, la gente rodearon a Donato y desarmaron a él.73

La gente cortaban pedazos del hábito de Padre Pio y los guardaban como reliquias. Padre Pio dijo sobre esto: “¡Mira lo que hacen! ¡Esto es paganismo! Tengo que estar duro con ellos.”74


Padre Pio les devuelve la vista a los ciegos

Un hombre ciego le suplicó a Padre Pio que le devuelva su vista “aun si solamente en un ojo,” para que podría ver otra vez las caras de sus cariños. Padre Pio le preguntaba repetidamente, “¿Solamente en un ojo?” Padre Pio le dijo al hombre que esté de buena corazón y que oraría por él. Unas semanas después el hombre regresó llorando para darle las gracias a Padre Pio porque ¡su vista era devuelta! Padre Pio dijo: “Pues, ¿puedes ver normalmente otra vez?” El hombre respondió, “Sí, de este ojo aquí, no del otro.” Padre Pio dijo: “¡Ah! ¿Solamente de un ojo? Que sea lección para ti. Nunca pongas limitaciónes sobre Dios. ¡Siempre pide la gracia grande!”75

Un hombre joven pidió a Padre Pio que le cure de su ceguera. Padre Pio preguntó a él: “¿Quieres tener su vista devuelta, o salvar su alma?” El hombre respondió: “Si sea una decisión estricta, preferiría salvar el alma.” “Es una decisión estricta,” dijo Padre Pio, y fue una cosa muy amarga y difícil de aceptar por el hombre joven.76

En 1919, un sacerdote llamado Padre Carlo Naldi vino con su amigo Judía, Lello Pegna. El sacerdote explicó que Pegna recientemente se hubiera puso totalmente ciego. Ellos habían venido a Padre Pio para ver si él podría ser sanado. Padre Pio dijo a Pegna: “El Señor no te concederá la gracia de la vista física a menos que primeramente recibas la vista por su alma. Después que recibieres el bautismo, entonces el Señor te dará la vista.”

Meses después Pegna regresó sin los anteojos oscuros que normalmente llevaba. Pegna explicó a Padre Pio que, a pesar de oposición de su familia, se había hizo Cristiano y fue bautizado. Al principio, era desalentado cuando su ceguera continuaba, pero después de un número de meses su vista volvió. El médico que antes había dicho a Pegna que fue ciego sin esperanzas ya tuvo que admitir que su vista era en perfecto estado. P. Paolino mantenía contacto con Lello Pegna por casi treinta años, y informó que su vista estaba todavía perfecta.77


¡Una Chica Sin Pupilas Puede Ver!

Gemma di Giorgi era una niña nacida sin pupilas en los ojos. Gemma fue declarada incurable por un número de especialistas. A la edad de siete (1947), la abuela de Gemma trajo a ella a encontrarse con Padre Pio.78 Casi a mitad de camino Gemma empezó a ver. La abuela de Gemma y otros amigos se maravillaron de este suceso milagroso; ¡lo llamaron un milagro! Cuando llegó Gemma, Padre Pio, aunque nunca había visto a Gemma antes, le llamó por su nombre ante la congregación en la iglesia, y oyó su confesión. Durante la confesión, a pesar del hecho que Gemma no mencionó nada de su ceguera, Padre Pio hizo la señal de la cruz sobre cada ojo. Al fin de la confesión, le bendijo a ella, y dijo: “Que seas buena y santa.”79

Décadas después de este suceso, Gemma ve perfectamente y todavía recibe examenes de ojo de especialistas que están de acuerdo que no hay ninguna explicación por su capacidad visual. Gemma no tiene pupilas, y es un hecho científico que sin pupilas no se puede ver. La abuela de Gemma también dijo: “Muchos médicos de ojo han llegado aquí en nuestra casa y todos han declarado la misma cosa: que sin pupilas en los ojos no se podría ver y que, por lo tanto, esto es un milagro.”80

Una Señora Dryden explica como Padre Pio tuvo parte en la sanación de su hija. “Cuando mi hija se puso enfermo de cáncer del cuello del útero seis años antes, su médico dio a ella cinco años de vida. A su último examen fue dicho a ella que estuvo totalmente curada. Creo que esto es totalmente debido a Padre Pio. Un amigo Católico me dijo de él, así que oraba a él y depositó mi confianza en él. No soy Católico, pero creo que esto fue un milagro.”81

Cuentos como lo arriba son numerosos. Hay muchos cuentos de sanaciónes físicas y intervenciónes especiales de Padre Pio, pero no trataré más de estas, porque este folleto no se enfoque en sus milagrosas sanaciónes físicas. Se puede leer testimonios de personas que fueron milagrosamente sanadas por la intercesión de Padre Pio en muchos libros; algunos de estos son dedicados principalmente a este tema.82


Relatos Personales

Padre Pio habló a una mujer recién enviudada; su esposo había dejado a ella y sus dos hijos para vivir con otra mujer por más que tres años. De repente el cáncer se había llevado su vida. Él consintió en recibir los últimos sacramentos antes de la muerte, después de muchos ruegos insistentes.

La mujer preguntó: “¿Dónde está su alma, Padre? Me preocupo y no he dormido.” “El alma de tu esposo es condenado para siempre,” Padre Pio respondió. La mujer respondió: “¿Condenado?” Padre Pio asintió con la cabeza tristemente. “Cuando recibió los últimos Sacramentos, él ocultó muchos pecados. No tuvo ni arrepentimiento ni una buena resolución. Tambien fue un pecador contra la misericordia de Dios, porque decía que siempre quería tener parte de las buenas cosas de la vida y entonces tener tiempo para convertirse a Dios.”83

Otra mujer dijo a su prometido que no podría cumplir el matrimonio a menos que él aceptaría volver a la Iglesia. Disgustado y cínico, aceptó ir con ella al monasterio de Padre Pio. Fueron juntos a la Misa muy temprana. Durante la Misa la chica estaba asombrada de ver su prometido mirando fijamente al altar, pálido y apareciendo asustado. “¿Esto ocurre cada día?” él dijo a ella en voz baja. “Sí,” ella respondió en perplejidad, ignorante de la causa de su pregunta inusual. Sólo después que salieron de la Iglesia fue su reacción explicada claramente a ella. Él vió una masa de espinas sobre la cabeza de Padre Pio, y sangre corrienda por su cara; y pensó que todos vieron lo que él vió.84

Un día un sacerdote llevó un marido y mujer a Padre Pio para que él podría bendecirles. Tres de sus hijos estaban en prisión por robo. Padre Pio dijo a ellos:

¡Absolutamente me niego a bendecir a vosotros! No refrenaban a vuestros hijos cuando se criaban, así que no venid ahora cuando están en el cárcel y pedir mi bendición.”85

Alberto Del Fante fue un periodista que odiaba a Padre Pio. Le denunciaba a él en periódicos por charlatán que explota a gente crédula. Unos años después, el nieto de Del Fante, Enrico, se quedó con enfermedad renal y tuberculosis. Los médicos dieron poca esperanza que Enrico se recuperaría. Relatos de Enrico viajaron a ver a Padre Pio y pedirle orar por él. Padre Pio aseguró a ellos que el chico se recuperaría. Desesperado y consternado, Del Fante mismo aun dijo: “Si Enrico se recuperare, yo mismo iré en peregrinación a San Giovanni Rotondo.” Fue convencido que nada pasaría, pero el chico se recuperó. Del Fante fue conmovido profundamente por este milagro, y fue a ver a Padre Pio quien le ayudó a convertirse a Dios. Después de la conversión de Del Fante, él se hizo propugnante dedicado de Padre Pio.86

Una mujer vino a Padre Pio cuya hija ya había muerto en parto. La mujer no podría pensar de nada excepto la perdida de su hija. Padre Pio dijo a ella: “¿Y porqué estás llorando tanto por ella cuando ella ya está en el Paraíso? Sería mucho mejor dedicar más atención a las actividades de tu hija de diecisiete años que vuelve a casa a altas horas de la noche de bailes y entretenimientos.”87

Un hombre joven en Roma fue avergonzado de su costumbre normal de levantarse el sombrero pasando frente de una iglesia Católica. Tuvo miedo de que sus amigos se reirían de él. Pero una vez oyó la voz de Padre Pio en su oreja diciendo: “Cobarde.” Luego, se encontró con Padre Pio cara a cara y sin decir nada Padre Pio dijo, “¡La próxima vez será un firme sopapo!”

Una señora mayor dijo a Padre Pio: “Padre, hoy tengo sesenta años. Dígame algo bueno.” Padre Pio le dijo en voz baja: “La muerte está cercana.”88

Una vez Padre Pio pasó alrededor del altar y habló a un hombre sacando fotos. Dijo al hombre que debería sacar no más que uno o dos fotos durante la misa. La persona consintió, pero entonces sacó dos carretes enteros. Todos resultaron blancos.89

Un doctor sacó un solo foto de Padre Pio, y entonces decidió sacar algunos más. Cuando el doctor reajustó su cámara y estuvo listo para sacar, Padre Pio dijo: “¡No, Doctor, fotografía prohibida, por favor!” “¡Bien Padre, disculpe!” Y entonces el doctor sigo a sacar un foto tras otro. Todos resultaron blancos excepto el solo foto que el doctor sacó antes de oir la prohibición.90

Cesare Festa fue un abogado y el primo del médico personal de Padre Pio. Festa decidió ir a ver el famoso sacerdote de quien su primo le había dicho mucho. Cuando se encontraron, Padre Pio dijo, “Eres un Masón.” En una expresión arrogante de lealtad a la logia, Festa dijo: “Sí, Padre.” “¿Y cuál es tu tarea como Masón?” Padre Pio preguntó. “Es seguir con nuestra lucha contra la Iglesia en la esfera política,” respondió Festa. Padre Pio entonces dijo algunas cosas a Festa que le convenció que él no podría haber tenido tal saber de él y su pasado excepto por medios sobrenaturales.91

Un Comunista se acercó a Padre Pio y empezó a hablar a él. Padre Pio le interrumpió diciendo, “¿Puedo ver tu carné de socio?” El hombre lo sacó de su cartera y lo dio a él. Padre Pio aceptó el carné y lo hizo pedazos.92

Una vez Padre Pio dijo a un hombre llamado Antonio, “¿Cómo puedes llamarte Católico y Comunista al mismo tiempo? Escoge lo que quieres. Eres uno o otro, pero no puedes ser ambos.” Estas declaraciónes sacudieron a Antonio, y hicieron que renunció el Comunismo y regresó a la Fe Católica.93

Giovanni da Prato fue un taxista y un Comunista violento. Cuando se emborrachaba, da Prato a veces le pegaría a su esposa. Una noche él había hecho exactamente eso, y se tambaleaba a su dormitorio, y se tiró en la cama. A ese momento, empezó a sentir la cama siendo sacudida fuertemente de la barra de abajo, y mirando allí asombrado vió un fraile agarrando la barra y mirando a él con ira. El fraile le dijo muy claramente lo que pensó de él y su actividad, y entonces pareció que él desapareció. El violento Comunista Giovanni se levantó de la cama de un salto, cerró la puerta de calle enseguida, y entonces gritó a su esposa: “Vamos a ver ¿dónde está ése monje hijo de su madre?”

No prestando atención a sus desmentidos y protestas, Giovanni revolvió la casa y no encontró a nadie. Cuando algún tiempo había pasado, se despejó suficientemente para estar convencido por la sinceridad de su esposa. Su esposa había sido orando a Padre Pio por ayuda; ella se preguntó si este suceso sería la respuesta a sus oraciónes. Ella dijo a su esposa que creía que fue Padre Pio que había aparecido en el dormitorio. Giovanni dijo severamente, “Mira, ningún monje deja a mí en ridículo. Voy a ver a este Padre Pio tuyo y oír sus explicaciónes. ¡También me enteraré si él vuele!”

Algunos días después, según su palabra, Giovanni hizo un viaje largo en su taxi para ver a Padre Pio. Llegó y encontró a Padre Pio. Reconoció a Padre Pio y habló a él. Se quedó atónito y Padre Pio le condujo a hacer una confesión. Después de su confesión, Giovanni admitió: “Lo que olvidé, él recordó por mí. Estuve llorando...” Al fin de la confesión, Giovanni sacó su Carné de Socio del Partido Comunista y le pidió a Padre Pio que lo destruya. “Sí, lo haré. Pero tienes otro de estos carnés en el cajón a la cabeza de tu cama. Destruye eso también cuando vuelves a casa.” Padre Pio le dijo entonces, “Has dado mucho escándalo, y ahora debes hacer algo para compensarlo. Por tu penitencia irás cada Domingo a Santa Comunión en la última Misa en la iglesia principal hasta que te digo parar.” En esos días, la regla de ayuno fue abstenerse de toda comida sólida desde medianoche a Santa Comunión. Giovanni tenía que hacer esto por la mayor parte de un año.

Giovanni había sido un personaje importante entre sus compañeros Comunistas, pero ya era solamente un beato normal. Desafió a algunos de los Comunistas a quienes conocía por decir: “¿Por qué no te vas conmigo para ver como te cae?” Mes tras mes Comunistas iban a ver a Padre Pio; siempre les causaba impacto y a veces se convertían.94

Un hombre llamado Francisco escribió a la revista oficiál de Padre Pio de como Padre Pio intentaba ayudar a él. Escribió: “Como podéis ver de la dirección arriba, estoy en prisión en Inglaterra. He estado aquí por cinco años... No se preocupe, no culpo a nadie de donde estoy excepto mi tonto mismo.

Sí, tengo la culpa... Soy un alcohólico y eso es donde empezó todas las problemas... Una noche estuve durmiendo y tuve un sueño de Padre Pio me dando advertencia de que si no me detuviera de beber terminaría en muchas problemas. Pues nunca prestaba atención al sueño y aquí estoy hoy día condenado a cadena perpetua... No entraré en detalles, pero todavía rezo mi rosario y por supuesto mi novena al buen hombre mismo.”95

Otro cuento interesante enviado a la revista fue el cuento de R. Van Gisbergen: “Soy hombre de veintiocho años de Holanda... Era como niño pequeño contra todo de tipo religioso. Mis padres siempre me llevaban a la iglesia los domingos, pero cuando tenía oportunidad yo intentaba escaparme de su area. Sí algo en mí era contra Dios. Mi vida era llena de todos tipos de pecados contra Dios... A este

tiempo frecuentemente intentaba suicidarme y era lleno de odio contra mi mismo, la gente y el mundo... El 23 de septiembre, 1988 el diablo apareció en mi sueños y estuve muy asustado. Fuera de este sueño no creía en Dios ni el diablo. El diablo apareció en la figura de cabezas de perro y cabezas de dragón con lenguas llenas de sangre. Estuve en un pánico real. Entonces vino un monje con barba y hábito marrón. Él dijo a mí: ‘¡Que no temes mi hijo, te protegeré por Dios Todopoderoso!’ Y inmediatamente estuve despierto y estuvo en mí una inexplicable alegría y felicidad...

Bueno, llamé por teléfono a mi madre y le dije de este sueño. Ella me pidió visitar. Vine a su lugar y ella me mostró un libro titulado: Padre Pio de Pietrelcina. Mi madre lo abrió y olí un tipo de perfume... Entonces ella volvió las páginas y apenas podía creer lo que veía porque el foto mostró el mismo monje de mi sueño. Grité, ‘...esto es el mismo hombre que en mi sueño.’ Mi madre se maravilló mucho... de repente oí en holandés, ‘ven a mi tumba, ven a mi tumba.’ Su voz fue tan clara... y el año pasado le agradecí a Padre Pio... a su tumba.’”96


Bilocación

Padre Pio era también conocido por tener el don de bilocación: la capacidad de estar en más que un lugar al mismo tiempo. Aunque casi nunca salió de su monasterio, un obispo vió a Padre Pio en la beatificación de Santa Teresa. Padre Pio también fue visto a la tumba del Papa San Pío X.97

En 1916, un General Italiano Cadorna sufrió una terrible derrota en batalla. Bajo su dirección habían sido muchas bajas, y él fue relevado del mando como resultado. El general sacó su pistola, e iba a suicidarse, cuando Padre Pio simultáneamente apareció enfrente de él en su tienda. Padre Pio le dijo a él que deje su pistola. Después que la guerra había terminado, el general, que nunca había encontrado con Padre Pio antes, visitó al monasterio en San Giovanni Rotondo. Él reconoció inmediatamente a Padre Pio como el monje que había aparecido en su tienda.98


Padre Pio visto en el Aire

Durante la Segunda Guerra Mundial, a algunos pilotos americanos y ingleses les ordenaron que bombardeen la area de San Giovanni Rotondo en Italia. Cuando estaban preparando para lanzar las bombas, los pilotos reportaron haber visto en el aire un monje que, con manos extendidas, les convenció para que no lanzen las bombas. Luego reconocían a Padre Pio como él que apareció enfrente de ellos en el cielo.99 Un presbiteriano, Coronel Leal Bob Curry, reportó esto también. Coronel Curry servía en el 464o Grupo Bombardero de la Decimoquinta Fuerza Aérea, bajo General Nathan F. Twining, desde diciembre 1944 hasta que su avión fue derribado y él fue encarcelado por los alemanas un mes después. Él oyó de las apariciónes de Padre Pio en el cielo. Curry dijo: “Todos estaban hablando de eso, ambos los soldados americanos además de los italianos que cuidaban el cuartel.”100


De su relación con ángeles

Padre Pio frecuentemente recomendaba que si algunos quisieran enviar un mensaje o una petición a él podrían enviar su ángel de la guarda. P. Dominic, quien se encargaba de la correspondencia americana por Padre Pio, pidió a él: “Padre... una mujer quiere saber si cuando ella envia su ángel de la guarda a ti, ¿viene él?” Padre Pio respondió: “Diga a ella que su ángel no es como ella es. Su ángel es muy obediente, y cuando ella envia, ¡él viene!”101

Padre Pio vivía en contacto directo con su ángel de la guarda, quien le enseño traducir cartas en francés y griego. El ángel mantenía Padre Pio despierto por la noche para que ambos ellos podrían salmodiar las alabanzas de Dios. El ángel de Padre Pio también aliviaría el dolor que él sufría de palizas que recibió de demonios.102

Padre Pio tenía muchos títulos por su ángel de la guarda, incluyendo: angelito, amigo, hermano, compañero, director, secretario, mensajero celestial, compañero de mi infancia, y otros.103

Padre Pio, Carta, 20 de abril de 1915: “Repite frecuentemente la hermosa oración: ‘Ángel de Dios, mi custodio a quien la bondad del Padre celestial me confia, ilumina, protege, y guíame ahora y siempre.’”104

Un abogado llamado Attilio De Sanctis estaba totalmente asombrado por el hecho que había conducido su carro por veintisiete millas cuando estaba dormido sin tener un accidente. Durante una visita a ver a Padre Pio, preguntó a él qué había pasado esa noche que él había conducido por millas cuando estaba dormido. Padre Pio dijo a De Sanctis: “Te dormías y tu ángel de la guarda conducía tu carro.”105

Padre Pio dijo sobre los ángeles: “Los ángeles nos envidian solamente una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios.”106

Padre Pio escribió la siguiente a su director espiritual el 5 de noviembre, 1912: “No puedo decirte como estos bribónes [los demonios] me golpean. A veces siento que voy a morir. El sábado, me parecía que pensaban poner fin a mí y no sabía que santo podría invocar. Me volví a mi ángel y después que él me había hecho esperar por un rato, allí estaba él cerca de mí, cantando himnos a la divina Majestad en su voz angelica... Reprendí a él amargamente por haber hecho esperar a mí por tanto tiempo cuando no había faltado de llamarle a mi asistencia. Para castigar a él, yo no quería mirarle a la cara; quería salir, escaparme de él. Pero él, pobre criatura, me alcanzó casi llorando y me agarró hasta que levanté los ojos a su cara que le encontré todo alterado. Entonces él dijo: “Estoy siempre cerca de tí, mi amado joven...”107


Padre Pio sobre el Diablo

Padre Pio una vez dijo a un grupo de personas que el número de diablos activos en el mundo es más grande que todas las personas que habían vivido desde Adán.108

Padre Pio también dijo: “Si todos los diablos que están aquí se pusieran en forma corporal, ¡taparían la luz del sol!”109

En un período durante su vida, Padre Pio servía como director espiritual de chicos en un seminario. Una noche un chico fue despierto por carcajadas desdeñosas, el ruido de pedazos de hierro siendo retorcidos y cayendo en el suelo, y de cadenas pegando sobre el piso, mientras que Padre Pio era oido suspirando una y otra vez, “¡O Madona mía!” La siguiente mañana, el chico examinó la obra de hierro soportando la cortina alrededor de la cama de Padre Pio, y descubrió todos los pedazos retorcidos. También miró a Padre Pio y vió él “con un ojo hinchado y de aspecto enfermo.”110 Este relato se hacía circular entre los seminaristas, quienes preguntaron a Padre Pio sobre él. Padre Pio respondió y describió que había ocurrido para convencer a los chicos de la absoluta necesidad de la oración en la lucha contra el Diablo. Padre Pio dijo:

¿Quieren saber porqué el diablo me dio una paliza tremenda? Es porque yo, como su padre espiritual, estoy dispuesto a defender a uno de vosotros.” Identificando el chico de nombre, él continuó, “Él estaba sufriendo una fuerte tentación contra la pureza, y cuando apeló a la Madona, estaba también apelando a mí por apoyo. Corrí inmediatamente en su ayuda, y con la ayuda del Rosario de Nuestra Señora triunfé. El chico que había sido tentado durmió hasta la mañana, mientras que yo pasaba por la lucha, sufría los golpes, pero gané la pelea.”111

Un antiguo seminarista, de quien Padre Pio había sido un director espiritual y confesor, escribió que él y sus compañeros de estudios oían el espantoso ruido de barras de hierro golpeando una a otra en la habitación de Padre Pio. También oían un sonido como un tren desplazándose a alta velocidad en un túnel.112 Uno de los estudiantes, quien llegó a ser P. Matrice, también explicó que una noche él se despertó por causa de un tumulto tremendo veniendo de la area donde Padre Pio estaba durmiendo. Él describió oyendo “una salva de risas burlónes y el sonido de barras de hierro siendo retorcidas además de cadenas repicando por el suelo.”113


Las Torturas Increíbles a que los demonios sometían a Padre Pio

Padre Pio estaba en su habitación principalmente por la noche. Se oía fuertes ruidos sordos que asustaban a los frailes. Cuando iban a la habitación de Padre Pio descubrían a él “empapado de sudor, y se debería cambiar su ropa de pies a cabeza.”114

Ciertas personas que venían al monasterio no creían los informes de tales acontecimientos extraños; se lo reían como producto de la imaginación de un monje. Una vez el Obispo Andrea D’Agostino fue un invitado en el monasterio. Él consideró el cuento de Padre Pio un fabuloso, medieval relato. Empero, cuando él estaba comiendo con los frailes, fue asustado por un gran ruido sordo arriba en el techo. Se le puso pálido y temblaba.115 El ayudante del obispo, quien estaba comiendo en la pieza de visitantes, corrió al refectorio lleno de temor. El obispo estaba tan asustado que no quería dormir solo esa noche. La siguiente mañana se fue del monasterio y nunca volvió.116

Por una mañana temprano, después que todos se habían acostado, Padre Pio oyó que llamaron a la puerta. Pareció ser P. Agostino (su director espiritual) pidiendo entrar. Padre Pio dijo, “Pase... ¿porqué has venido?... ¿Cómo veniste aquí?” P. Agostino dijo: “Dios me envió. Él está disgustado contigo.” Padre Pio se quedó atónito: “¿Qué?” dijo Padre Pio mientras que se subió las piernas de la cama y empezó a levantarse. “No, no, no deberías levantarte. Solamente vine para decir que Dios no aprueba tu práctica de penitencia.” Padre Pio dijo: “Si verdaderamente estás aquí a petición de Dios, debes darme un signo. Te pido decir el nombre de Jesús.” En aquel momento se abrieron los labios de Agostino y él empezó a reir; su voz cambió. Padre Pio intentó extender la mano y tocar su toga marrón. La aparición desapareció, dejando un fuerte olor de azufre.117

Hablando de este suceso en una carta el 28 de julio, 1914, Padre Pio dijo: “El Diablo, como sabes, es un gran trabajador de mal... él podría engañarte por alguna ilusión diabólica o aparición disfrazada de un ángel de luz... Este infeliz apóstata aun sabe disfrazarse como un capuchino y hacer el papel muy bien. Te ruego que creas a uno que ha sufrido una experiencia de esta naturaleza.”118

En una carta a su director espiritual el 18 de diciembre, 1912, Padre Pio dijo: “La otra noche el Diablo apareció a mi en la forma de uno de nuestros Padres y me dio una orden muy estricta del Padre Provinciano de no escribir a ti nada más, porque es contrario a la pobreza y un obstáculo grave a la perfección. Confieso mi debilidad, querido Padre, porque lloré amargamente, creyendo que esto fuera un hecho. Nunca aun habría sospechado de lo más minimo que esto sea una de las trampas del ogro si el ángel no me habría revelado el fraude.”119

Padre Pio estaba atacado muy frecuentemente por diablos llamados por Padre Pio “malignos impuros” y “monstruos feos.” Eran ataques interiores y exteriores, que incluían aullidos, temblores, ruidos, y objetos que volaron. Un incidente él describió a su director espiritual:

Fue tarde por la noche y comenzaron sus ataques con ruido diabólico. Aunque no ví nada al principio, entendí quien estaba produciendo el sonido extraño. En lugar de ponerme aterrorizado, me preparé por la lucha por enfrentarme a ellos con una risa socarrón. Entonces vinieron ante mí bajo las aparencias más detestables. Entonces para hacerme abusar de la gracia de Dios, empezaron a tratar a mi con guantes de seda. Pero gracias al cielo los regañé bien, y traté a ellos según lo que merecieron. Cuando vieron que sus esfuerzas se esfumaron, se lanzaron sobre mí, me tiraron por el suelo, y me dieron golpes tremendos, tirando en el aire almohadas, libros, y sillas, al mismo tiempo soltando gritos desesperados y diciendo palabrotas horribles.”120

La carta de Padre Pio a su director espiritual, 14 de octubre de 1912, dice: “El Diablo quiere el final absoluto de todas relaciónes y comunicaciónes contigo. Él amenaza que si yo me negare obstinadamente a prestarle atención a él, hará a mí cosas que la mente humana nunca podría imaginar.”121

Hablando sobre el Diablo y sus demonios, Padre Pio reveló la ferocidad inconcebible de su maldad diabólica: “El ogro no se da por vencido. Él ha aparecido en casi toda forma. Por estos últimos días, ha visitado a mí con algunos de sus satélites armados de garrotes y armas de hierro y, lo peor, en su propia forma como diablos.”122

Padre Pio reveló más de los increíbles sufrimientos que el Diablo le ocasionó a él: “¿Quién sabe cuántes veces él me ha tirado de la cama y arrastrado en vueltas por la habitación? ... La otra noche fue una de las peores. Desde las diez de la noche cuando me acosté hasta las cinco de la mañana, ése malvado no dejaba de golpearme... De verdad pensé que fue la última noche de mi vida; o, si no muriera, me enloquecería. A las cinco de la mañana, cuando el malvado se fue, todo mi ser estaba envuelto en tanto frío que temblaba de pies a cabeza. Duró unas horas. Estaba sangrando de la boca...”123

Otro tiempo Padre Pio describió la reacción de los demonios cuando él recibió una carta de su director espiritual: “Cuando recibí tu carta recientemente y antes que la había abierto, ésos desdichados me dijeron que la rompa o la tire en el fuego. Si hiciera eso, ellos se retirarían para siempre y nunca me molestarían otra vez. Me callé sin darles ninguna respuesta, mientras que en mi corazón los despreciaba. Entonces añadieron: ‘Queremos esto solamente como condición de nuestra retirada. Por hacerlo no mostrares desprecio por nadie.’ Respondí que nada me haría cambiar la mente. Ellos se lanzaron sobre mi como muchos tigres hambrientos, maldiciendome y amenazando hacer que lo pague. ¡Mi querido Padre, cumplieron su palabra! De aquel día en adelante me han golpeado cada día.”124

El Diablo a veces apareció en forma de una fea gata negra, o como una chica joven desnuda haciendo un baile impuro, o como un carcelero que le azotaba, o bajo el aspecto de Cristo Crucifijado, su padre espiritual, su Padre Provinciano, su ángel de la guarda, Nuestra Señora, o San Francisco.125

Otras veces el Diablo le escupía en la cara y le atormentaba con ruidos ensordecedores.126

Padre Pio a veces hacía referencia al Diablo y demonios como: “el ogro, bribón, espíritu mal, desdichado mugriento, vil bestia, desdichado deplorable, caras horrorosas, espíritus impuros, esos bribónes, espíritu malvado, horrible bestia, execrable bestia, apóstata de infausta memoria, apóstatas impuros, bestias salvajes aullandas, impostor maligno, príncipe de las tinieblas.”127

Por la tarde del 5 de julio, 1964, se oyó en el monasterio un grito de socorro: “¡Mis hermanos, ayúdenme!” Fue Padre Pio pidiendo ayuda. Sus hermanos corrieron a ayudarle y encontraron a Padre Pio tendido en el suelo, sangrando de la naríz y frente, y con un número de heridas encima de la ceja derecha.”128

Una vez el malvado habló de una persona poseída, y gritó: “¡Padre Pio, no robes almas de nosotros y no te molestaremos!”129

Un hijo espiritual dijo a Padre Pio: “Padre, algunas personas niegan la existencia del Diablo”; Padre Pio respondió: “¿Cómo se puede dudar su existencia cuando le veo alrededor de mi todo el tiempo?”130

Una vez el Diablo entró en el confesionero y fingió hacer una confesión. Padre Pio recordó la ocurrencia increíble:

Una mañana, cuando yo estaba confesando los hombres, un hombre alto y flaco vestido de manera bastante refinada y con buenas modales se presentó a mi. Cuando se puso de rodillas, este desconocido empezó a confesar sus pecados que fueron de todo tipo contra Dios, contra su vecino, contra la ley moral; ¡fueron todos aberrantes! Una cosa me causó impresión. Después que reprendí todas esas acusaciónes, usando la palabra de Dios, la Enseñanza de la Iglesia, y la enseñanza moral de los santos para respaldar mis palabras, este penitente desconcertante contrapesó mis palabras, justificando, con gran aptitud y raro refinamiento, todos tipos de pecados, los vaciando de toda maldad y intentando, al mismo tiempo, hacer que todos actos pecaminosos parezcan normal, natural, humanamente indiferentes. Y esto concernió no solamente pecados horrorosos contra Jesús, Nuestra Señora y los Santos... sino también pecados que fueron moralmente tan sucios y bastos que llegaron a las niveles más repugnantes que se podría imaginar.

Las respuestas que este penitente misterioso dio de vez en cuando a mis argumentos, con delicadeza capaz y con maldad fluida, me causó una impresión terrible. Pensé para mí: ‘¿Quién es esto? ¿De qué mundo viene él? ¿Quién es?’ Y intenté mirarle cuidadosamente en la cara para posiblemente a lo largo leer algo de entre las líneas de su cara, y al mismo tiempo escuchaba muy cuidadosamente a toda palabra suya para que ninguna me escaparía y podría sopesarlas en todo su significado. En un cierto punto, por medio de una luz interior, vívida y brillante, me dé cuenta claramente de quien estuvo ante mí. Y en un tono decidido y apremiante dije a él: ‘Diga: ¡Viva Jesús! ¡Viva María!’ Tan pronto como pronuncié estos más dulces y poderosos nombres, Satanás inmediatamente desapareció en un parpadeo de fuego, dejando atrás de él un hedor asfixiante.”131

En una carta el 2 de marzo, 1917, Padre Pio dijo: “Deberías volverse a Dios cuando estás atacado por el enemigo; deberías confiar en Él y esperar todas cosas buenas de Él. No pienses voluntariamente en lo que el enemigo presenta a tí. Recuerda que él que huye gana...”132

Padre Pio también explicó que el Diablo no nos puede hacer daño espiritualmente a menos que le permitamos entrar:

El Diablo es como un perro rabioso atado por una cadena. Más allá de la longitud de la cadena no puede agarrar a nadie. Y tú, empero, no te acerques. Si te pusieres demasiado cerca estarás agarrado. Recuerda, el Diablo tiene solamente una puerta para entrar en nuestro alma: la voluntad. No hay puertas secretas ni escondidas. Ningún pecado es un verdadero pecado si no hayamos consentido intencionadamente.”133

Padre Pio dijo: “No tengo ni un minuto de tiempo libre; todo está gastado al soltar hermanos de las garras de Satanás. ¡Bendito sea Dios! La mejor caridad es la de liberar almas cautivadas por Satanás y lograrlas por Cristo.”134

Al fin de la vida de Padre Pio (a la edad de 80) él no podía aun darse la vuelta por si mismo en la cama. Padre Pio también tenía que estar puesto en y levantado de su sillón. A veces cuando estuviera en su sillón, rezando el rosario, sería repentinamente tirado del sillón en el suelo por el Diablo.135

Padre Pio dijo: “Si el Diablo haga un tumulto, es una señal excelente: lo aterrador es su paz y concordia con el alma de un hombre.”136


Los sufrimientos de Padre Pio

Una de las razónes principales porque el Diablo odiaba tanto a Padre Pio es que él estaba logrando tantas almas por sus sufrimientos. Él frecuentemente comentaba sobre el alcance de estos asombrosos sufrimientos.

Padre Pio: “El Padre celestial no ha dejado de permitirme participar de los sufrimientos de su Hijo Unigénito, aun físicamente. Estos dolores son tan agudos para ser absolutamente indescriptibles e inconcebibles.”137

Padre Pio dijo que sus sufrimientos podrían ser comparados “con lo que experimentaban los mártires quemados vivos o brutalmente matados atestiguandos de su fe en Jesucristo.”138

Padre Pio, 25 de noviembre, 1915: “Mi estado se pone insoportable y sigo vivo solamente por un milagro.”139

Padre Pio, Carta, 3 de noviembre, 1915: “El Señor me causó experimentar las penas que los condenados soportan en las regiónes infernales.”140

Padre Pio, Carta, 13 de agosto, 1916: “...No estoy exagerando cuando digo que las almas en purgatorio ciertemente no sufren ningún dolor más grande.”141

Padre Pio: “Estoy sufriendo enormemente y siento que estoy muriendo todo el tiempo.”142

Hablando a una persona sobre algunos de sus sufrimientos físicos, Padre Pio dijo: “No es principalmente los días. Bueno, cuando los sucesos del día empiezan, una cosa me lleva a la próxima, y así pasa el día. Es las noches. Si aun me permita dormir, el dolor de estos (y levantó sus manos heridas para indicar los estigmas) está multiplicado inconmensurablemente.”143

Respondiendo a una persona que le pidió si dolían sus estigmas, Padre Pio respondió: ¿Piensas que el Señor me los dio de adorno?”144

Padre Pio: “Simplemente imagínese la angustia que sentí entonces y todavía experimento casi todos días. La herida en el corazón sangra abundantemente...”145

He tenido conciencia de que hay en mí algo que siente como una chapa de hierro que se extende de la parte más abajo del corazón a la parte inferior del lado derecho de la espalda. Me causa dolor muy agudo y no me permite ningún descanso...”146

Padre Pio rehusaba todos tipos de calor artificial, calentadores de gas o eléctricos, aun calor de carbón por las noches frías del invierno.147

Una vez Padre Pio seguía veintiuno días sin comer. Solamente recibió la Santa Comunión. “Tienes que comer,” dijo el superior. “Por favor, no puedo comer.” “Debes,” el superior insistió y entre minutos Padre Pio vomitó todo que intentó.148 Padre Pio frecuentemente tenía una carencia de apetito, períodos de vomitar y de transpirar. Tenía períodos de alta fiebre que desconcertaban a todos los médicos, quienes no sabían como tratarle.149

Algunos de las temperaturas de Padre Pio fueron tan altas que el mercurio salió disparado del termómetro. Algunos termómetros ordinarios se quebraron bajo su axila.150 Una vez, usando un termómetro diferente que no se quebró, su temperatura salió a 127.4 grados Fahrenheit [53 Celsio].151

Las temperaturas superiores a 125 grados Fahrenheit a veces vendrían sin toda razón en absoluto. P. Miguel Ángel, un franciscano que vivía con él, dijo: “Ningún termómetro ordinario podría tomarle la temperatura a Padre Pio... Estuve presente una vez cuando el médico quiso tomarle la temperatura a él y ver si quebrara su termómetro. Padre Pio dijo: ‘¡No, el termómetro se quebrará!’ En un instante, ¡Pum! El mercurio salió disparado y lo quebró inmediatamente.”152

Un médico, quien estaba hablando a un otro médico sobre las altas temperaturas de Padre Pio, dijo: “Cuando le tomé la temperatura a él, se fue de la escala. Tuve que pedir enviado un termómetro especial, y registró 125 grados anoche y 120 grados esta mañana. Él no debería aun ser vivo.”153

Padre Pio dijo sobre el sufrimiento: ningún sufrimiento soportado por amor de Cristo, aun soportado mal, será sin premio en la vida eterna. Confía y espera en los méritos de Jesús y en esta manera aun pobre arcilla se pondrá el oro finísimo que brillará en el palacio del rey del cielo.”154

Nuestro Señor una vez habló a Padre Pio sobre sus sufrimientos en la siguiente manera: “Hijo mío, necesito víctimas para aplacar la ira justificable y divina de mi Padre: renueva tu sacrificio y hágalo sin reservas.”155

Padre Pio: “Si la gente simplemente entenderían el valor del sufrimiento, no buscarían el placer, sino solamente sufrir.”156

Padre Pio también se quejaba de problemas con ceguera por primera vez ya el 18 de noviembre, 1912.157 El 30 de enero, 1915, Padre Pio escribió: “...mi vista ...ha mejorado de vez en cuando.”158

Padre Pio tuvo un sufrimiento adicional de ser llamado a filas por un período de tiempo, a pesar del estado increíblemente malo de su salud física.159

Otro sufrimiento (aun no físico) era el hecho que aunque Dios frecuentemente hizo claro el estado de las almas de otros, Padre Pio remanecía a oscuras sobre su propio alma.160

Padre Pio dijo: “En otras almas, por la gracia de Dios, veo claramente, pero en lo mío veo nada más que tinieblas.”161


Padre Pio quería ser misionero

Cuando se presentó la posibilidad de Padre Pio siendo trasladado a otro lugar, él estuvo listo para salir, pero preferiría el campo de misión. Aun escribió a sus superiores por permiso para trabajar como misionero en la India. No le concedieron el permiso.162

Padre Pio dijo: “Qué mucho deseo, y qué felíz estaría yo, si podría encontrarme allá en la India para ofrecer mi pobre trabajo por la extensión de la Fe. Pero si esa buena fortuna no esté reservada para mí, sino para otras almas más nobles y más preciosas a Jesús, ejerceré mi mision con oración humilde, ferviente y eficaz.”163


Comida y sueño

En 1945, el consumo de comida de Padre Pio fue medido a tres y media onzas al día, aunque pesó más que ciento setenta libras.164 La cantidad de comida y bebida que Padre Pio consumía no habría sostenido la vida de un infante.165

Cuando Padre Pio estaba capáz de dormir bien, que no era frecuente, dormía unas dos o tres horas. Pasaba muchas noches sin dormir en absoluto. Esta carencia de sueño asombraba a médicos; estaban desconcertados de cómo podría trabajar sin estar refrescado por el sueño.166


La Oración y Padre Pio

Cuando el Padre espiritual de Padre Pio le pidió redoblar sus oraciónes, Padre Pio dijo que no fue posible porque su tiempo era “todo pasado en oración.”167

Padre Pio dijo: “Lo que falta la humanidad hoy es la oración.”168

Padre Pio: “Buscamos a Dios en libros, pero es en la oración que encontramos a Él. La oración es la llave que abre el corazón de Dios.”169

Padre Pio: “Todas oraciónes son buenas cuando están acompañadas de buenas intenciónes y buena voluntad.”170

Padre Pio aconsejaba a todos que hagan breves oraciónes mentales, ofreciendo todo que hacían, no importa que trivial, a Jesucristo.171

Padre Pio, Carta, 14 de diciembre 1916: “Intenta practicar la oración mental, esa es la santa meditación, y sea esta habitualmente de la vida, pasión y muerte de Jesús.”172

Padre Pio mandaba que sus penitentes reciten la siguiente oración: “¡Mi pasado, Señor, a tu Misericordia, Mi presente a Tu Amor, Mi futuro a Tu Providencia!”173

Padre Pio dijo: “El Señor solamente me permite recordar esas personas y cosas que Él quiere que recuerdo. De hecho, varios tiempos nuestro Señor misericordioso me ha sugerido personas a quienes nunca he conocido ni aun oido, por el solo propósito que puedo presentarles a Él y interceder por ellos, y en este caso Él nunca falla de contestar mis oraciónes pobres y débiles. Por otra parte, cuando Jesús no quiere contestarme, Él me hace verdaderamente olvidar de orar por esas personas por quienes firmemente había decidido y pensado orar.”174

En una carta el 16 de septiembre, 1916, Padre Pio dijo: “Ora por el restablecimiento del reinado de Dios; por la propagación de la Fe; por la exaltación y triunfo de nuestra santa madre, la Iglesia. Ora por... los infieles, por herejes y por la conversión de pecadores.”175

Padre Pio sobre distracciónes durante la oración: “No deberías estar distraido voluntariamente. Pero si estés distraido, sigue orando, y tendrás grán merito, porque Nuestro Salvador sabe que no eres un ángel orando a Él, sino una pobre mujer. Sigue orando sin cesar. Y cuando encuentras difícil concentrarse, no pierdas más tiempo parando a considerar porqué y cómo. Es cómo un viajero que se desvía. En cuanto se da cuenta que está por mal camino, inmediatamente se pone por buen camino otra vez. Entonces deberías continuar meditando sin pararse para reflexionar sobre tu falta de concentración.”176


Padre Pio sobre la Bendita Madre y el Rosario

La devoción de Padre Pio a la Virgen María se originó en la verdad que Jesús especificamente quiere tal devoción. Jesús decidió venir al mundo por María. De modo similar, Jesús decide que venimos a Él por ella; porque su alma magnifica al Señor. Como enseña la Escritura:

Entonces María dijo: Magnifica mi alma al Señor: Y mi espíritu se alegró en Dios, mi Salvador. Porque ha mirado la humildad de Su sierva: porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciónes. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso.” (Lucas 1:46-49)

La Escritura nos da una clara profecía sobre la devoción que “todas generaciónes” de Cristianos (Católicos) darán a la Madre de Dios. Aun usa la misma palabra usada en el Avemaría, que Católicos recen: “Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.”

La Sagrada Escritura también indica que la Virgen María es el Arca de la Alianza Nueva. El Arca de la Alianza Vieja fue un arcón que contenía las Tablas de la Ley que Dios dio a Moisés en el monte Sinaí. La Divina Presencia de Dios o nube de gloria (“shekinah”) moraba sobre el Arca. Por lo tanto, el Arca tenía poderes misteriosos sobre los enemigos de Dios (1 Reyes/1 Samuel capítulos 5-6). En Éxodo 40:34-35, el Antiguo Testamento usa la palabra “hacer sombra” (“episkiasei” en el Griego) para describir como la nube de gloria o presencia visible de Dios (la “Shekinah”) hacía sombra sobre el Templo y el Arca de la Alianza Vieja. En Lucas 1:35 encontramos la mismísima palabra usada para describir el Espíritu Santo haciendo sombra a María, ya que ella es el Arca de la Alianza Nueva, el templo vivo de la verdadera Palabra de Dios (Jesucristo).

Lucas 1:35: “Y respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra. Por lo cual también lo Santo que nacerá de ti, será llamado el Hijo de Dios.”

El el Evangelio de Lucas la Virgen María es identificada claramente como el nuevo y perfecto Arca de la Alianza, el tabernáculo vivo de la Divina Presencia, Jesucristo. Considera el asombroso paralelismo que la Escritura nos da entre lo que pasó al Arca de la Alianza Vieja en los primeros dos libros de Reyes (o Samuel), y que pasó al Arca de la Alianza Nueva, la Bendita Virgen María, en el Evangelio de Lucas.

2 Reyes (o 2 Samuel) 6:9: “Y temió David al Señor aquel día, diciendo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca del Señor?”

Lucas 1:43: “[Dijo Elisabet:] ¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?”

David dice: “¿Cómo ha de venir a mí el arca del Señor?” mientras Elisabet pregunta ¿cómo es “que la madre de mi Señor venga a mí?” Elisabet dice la misma cosa a María que David dijo sobre el Arca porque María es el Arca de la Alianza Nueva. Esto es confirmado sin duda alguna cuando seguimos con la historia de 2 Reyes. Poco después que David dijo: “¿Cómo ha de venir a mí el arca del Señor?” leemos que el Arca se quedó con Obededom, el Getheo, tres meses.

2 Reyes (o 2 Samuel) 6:11: “Y estuvo el arca del Señor en el casa de Obededom, el Getheo, tres meses: y el Señor bendijo a Obededom, y a toda su casa.”

Asimismo, en Lucas capítulo 1 leemos que María (el Arca de la Alianza Nueva) se quedó con Elisabet tres meses.

Lucas 1:56: “Y se quedó María con ella [Elisabet] como tres meses y se volvió a su casa.”

Nota también que cuando el Arca se quedó con Obededom tres meses el Señor bendijo a su casa. Asimismo, cuando María (el Arca) se quedó con Elisabet tres meses, el Señor bendijo a su casa por darle un hijo nuevo, como leemos en Lucas 1:57.

Entonces leemos que David saltó y danzó ante el Arca cuando vino en su presencia.

2 Reyes (o 2 Samuel) 6:16: “Y cuando el arca del Señor había llegado a la ciudad de David, aconteció que Michal, hija de Saúl, miró desde una ventana, y vió al rey David que saltaba y danzaba delante del Señor: y desprecióle en su corazón.”

En el mismo capítulo de Lucas leemos que la criatura en la vientre de Elisabet saltó ante María (el Arca).

Lucas 1:41: “Y aconteció, que cuando Elisabet oyó la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo.”

En el Apocalipsis también vemos que la Virgen María es identificada con el Arca de la Alianza.

Apocalipsis 11:19: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de Su testamento fue vista en Su templo, y fueron relámpagos, y voces, y un terremoto, y grande granizo.” Apocalipsis 12:1: “Y apareció una grande señal en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza, una corona de doce estrellas.”

Cuando la Biblia fue escrita no fue escrita con capítulos y versículos indicados. La división de la Biblia en capítulos y versículos ocurrió en el 12o siglo. Pues, el autór del Apocalipsis, San Juan el Apóstol, escribió su libro en una corriente continua. Por lo tanto, las palabras que terminen capítulo 11 fluyen inmediatamente a las palabras que empiezan capítulo 12, sin cualquier división importante. Esto signífica que la aparencia del Arca justo al fin de capítulo 11 – “el arca de su testamento fue vista en su templo” (Apoc. 11:19) – es explicada inmediatamente por la visión de “la mujer” vestida del sol que empieza capítulo doce, el mismo próximo versículo (Apoc. 12:1). Esto señala, otra vez, que “la mujer” vestida del sol, quien portó la Persona Divina en su vientre (la Virgen María), es el Arca del Testamento Nuevo.

Como hemos visto, Dios usa tipos y prefiguración por toda la Escritura. El tipo del Antiguo Testamento – un verdadero suceso en la historia de la gente de Dios – prefigura el cumplimiento del Nuevo Testamento. La necesidad de pasar la gente elegida de Dios por el agua del Mar Rojo es un tipo de la necesidad de salvarse por bautismo de agua. El Cordero Pascual es un tipo de la muerte de Nuestro Señor en la Cruz. El maná milagroso en el páramo, narrado en el libro de Éxodo, es un tipo de la Eucaristía. El Arca de la Alianza en el Antiguo Testamento es claramente un tipo de Nuestra Señora.

El cumplimiento del Nuevo Testamento es siempre mejor que el tipo del Antiguo Testamento. Nuestra Señora, como el tabernáculo vivo de la Presencia Divina, es mejor que el Arca de la Alianza del Antiguo Testamento. El Arca del Antiguo Testamento albergó las palabras de Dios, pero el Arca del Nuevo Testamento le dio alojamiento al Encarnado Verbo de Dios. Moisés puso el maná del desierto en el Arca de la Alianza Antigua, pero María contenía el verdadero pan vivo que se ha bajado del cielo (Juan 6), Jesucristo. Moisés también puso la varilla de Aarón en el Arca, que finalmente echó brotes para probar el verdadero Sumo Sacerdote; mientras que María contenía el Sumo Sacerdote real y eterno, Jesucristo. El Arca del Antiguo Testamento tenía incrustaciones del oro purísimo (Éxodo 25:11) sin toda mancha de aleación, pero el Arca de la Nueva Alianza es la mejor persona humana que ha vivido en todo tiempo, sin toda mancha de pecado original y actual – llena de una sobreabundancia de la gracia de Dios: “llena de gracia” (Lucas 1:28). Oza fue derribado muerto por tocar el Arca de la Antigua Alianza (2 Reyes/2 Samuel 6:6-8), y María es siempre una virgen que “no conoce al hombre,” intacta y preservada por Dios por un propósito especial (Lucas 1:34).

Ya que el cumplimiento del Nuevo Testamento es siempre mejor que el tipo del Antiguo Testamento, el poder del Arca de la Nueva Alianza (María) sobre los enemigos de Dios es aún mas grande que lo del Arca del Antiguo Testamento.

Padre Pio entendía todo esto. Padre Pio decía muchas veces: “Deseo que tuviera una voz suficientemente alto para decir a todos los pecadores del mundo que amen a María. Ella es el mar que se debería cruzar para llegar a Jesús.”177 Encima de la puerta de Padre Pio estaban las palabras: “María es la razón por toda mi esperanza.”178

Padre Pio ordenaba: “Recen el Rosario y récenlo siempre y tanto que pueden.”179

Alguien dijo: “Siempre le veíamos con su rosario en la mano en el monasterio, en los pasillos, en las escaleras, en la sacristía, en la Iglesia, aun en el breve intervalo saliendo a y regresando del confesionero.”180 Otra persona añadió, “Cuando al fin no nos habló nada más, le decimos nuestros pensamientos. Pedimos ayuda. Y todo que hacía él fue mostrarnos el rosario, siempre, siempre.”181

Hablando de Nuestra Señora, Padre Pio dijo: “Todas gracias pasan por sus manos.”182

Padre Pio ordenaba a sus hijos espirituales: “En todo tiempo libre que tengan, cuando han terminado sus deberes de estado, deberían ponerse de rodillas y rezar el Rosario. Recen el Rosario ante el Bendito Sacramento o ante un crucifijo.”183

Con respecto al Rosario, Nuestra Señora misma dijo a Padre Pio: “Con esta arma ganarás.” Convencido del poder del Rosario, Padre Pio siempre tenía el Rosario en las manos. Cuando se acercaba su muerte, recomendó el Rosario a sus hijos espirituales por decir: “Amen a Nuestra Señora y hágan que ella sea amada. Siempre recen el Rosario.”184


Padre Pio sobre el Rosario como la Arma

Cuando Padre Pio se acostó (unos días antes que se murió), él dijo a los frailes que estaban en su dormitorio, “¡Dénme mi arma!” Y los frailes, sorprendidos y curiosos, le pidieron: “¿Dónde está la arma? ¡No podemos ver nada!” Padre Pio respondió: “¡Está en mi hábito, que ya han colgado!” Después de haber revolvido los bolsillos de su hábito religioso, los frailes le dijeron a él: “¡Padre, no hay ninguna arma en tu hábito! …solamente podemos encontrar tus cuentas de rosario allí!” Padre Pio dijo inmediatamente: “¿Y esto no es una arma? …¿¡la verdadera arma?!”185 Padre Pio llevaba el Rosario alrededor del brazo por la noche.186


Algunas otras Visiónes dadas a Padre Pio

Padre Pio recibió muchas visiónes fascinantes y asombrosas durante su vida. En marzo de 1913, Padre Pio escribió a su confesor, P. Agostino, y le dijo el siguiente:

La mañana de viernes todavía estuve acostado cuando Jesús me apareció a mí. Él estaba muy triste y disgustado. Me mostró una multitud de sacerdotes regulares y seglares, entre ellos varios dignatarios eclesiásticos. Algunos estaban celebrando el Santo Sacrificio de la Misa. Otros se estaban poniendo las vestiduras sagradas; aún otros las quitando.

La vista de Jesús en aflicción me dio tanto dolor, que pregunté a Él porqué estaba sufriendo tanto. Él no respondió, pero seguía mirando hacia esos sacerdotes. Cuando se cansó de mirar, apartó la vista. Levantó los ojos hacia mí y dos lágrimas corrieron por Sus mejillas. Él caminó aparte de la multitud de sacerdotes con una expresión de indignación y desdén, gritando: ‘¡Carniceros!’ Se volviendo a mí dijo Él: ‘Mi hijo, no creas que mi agonía duró solamente tres horas. No, estaré en agonía hasta el fin del mundo por causa de los por quienes he hecho lo más. Durante mi agonía, mi hijo, no deberíamos dormir. Mi alma busca unas gotas de piedad humana. Pero muy a pesar, me dejan solo bajo el peso de indiferencia. La ingratitud y el sueño de mis ministros hagan mi agonía mas difícil soportar. ¡Ay!, como corresponden a mi amor. Lo que me duele aun más es que añaden desdén y descreimiento a su indiferencia. Cuantas veces Yo estaba listo a destruirlos, pero estaba contenido por los ángeles y las almas que me aman. Escribe a tu confesor y dile que has visto y que has oido esta mañana. Dile que muestre tu carta al Provincial.”187

Cuando estaba orando en la iglesia, Padre Pio oí a Jesús diciendo el siguiente: “¡Con qué ingratitud está pagado mi amor por el hombre! Yo estaría menos ofendido por ellos si les habría amado menos. Mi Padre no quiere soportarlos nada más. Yo mismo quiero parar de amarles, pero, ¡ay! ¡Mi corazón es hecho para amar! Débiles y cobardes hombres no hacen ningún esfuerzo para superar la tentación y de verdad disfrutan su maldad. Las almas por quienes tengo una predilección especial me fallan cuando están puestos a prueba, los débiles ceden a desánimo y desesperación, mientras que los fuertes se están relajando gradualmente. Me dejan solo por la noche, solo por el día en las iglesias. No les importa nada más el Sacramento del altar. Casi nadie hasta habla de este Sacramento de amor, y aun los que sí, hablan, lamentablemente, con grán indiferencia y frialdad. Mi corazón está olvidado; Nadie piensa nada más de mi amor y estoy continuamente apenado. Por muchas personas mi casa ha llegado a ser un centro de diversiones… Veo, mi hijo… a muchas personas que se comportan de forma hipócritamente y me traicionan por comuniónes sacrílegos, pisoteando bajo pie la luz y fuerza que les doy continuamente…”188


Padre Pio y el Purgatorio

2 Macabeos 12:46: “Es por lo tanto, un pensamiento sagrado y saludable orar por los muertos, que pueden ser librados de los pecados.”

Mat. 12:32: “...mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado ni en este mundo, ni en el mundo venidero.”

1er Cor. 3:13,15: “La obra de cada uno será manifestada: porque el día del Señor la declarará; porque será revelada en fuego: y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba. Si la obra de alguno fuere quemada, será perdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.”

Una noche Padre Pio se sentaba solo en un cuarto absorto en oración cuando un hombre viejo entró y se sentó a su lado.

Le miré a él pero nunca pensé de cómo pudo entrar en el monasterio a esa hora. Le pedí a él: ‘¿Quién eres? ¿Qué quieres?’ El hombre respondió: ‘Padre Pio, soy Pietro di Mauro, apodado Precoco. Morí en este monasterio [en un fuego] el 18 de septiembre, 1908, en cuarto número 4. Todavía estoy en Purgatorio, y necesito una Misa para liberar mi alma de allí. Dios me ha concedido permiso para venir a tí y pedir tus oraciónes.’ Después que había escuchado a su cuento, dije: ‘Puedes tener la seguridad que celebraré la Misa mañana por tu liberación.’”

Entonces Padre Pio dijo que la Misa que celebró el próximo día liberó el alma del hombre de Purgatorio. Uno de los otros sacerdotes en el monasterio después examinó los documentos del pueblo y encontró que tal individuo verdaderamente había muerto bajo las circunstancias describidas por Padre Pio.189

Un día, unos de los frailes vieron que Padre Pio salió súbitamente de la mesa y empezó a hablar, como fuera hablando a alguien. Pero no estaba nadie cerca de Padre Pio a quien podría haber sido hablando. Los frailes pensaban que Padre Pio se volvía loco, y le pidieron a quién estaba hablando. “O no vos preocupad, estuve hablando con unas almas que estaban pasando desde el Purgatorio al Cielo. Se pararon aquí para darme las gracias porque los recordé en mi Misa esta mañana.”190

Padre Pio dijo: “Más almas de los muertos de Purgatorio que de los vivos suben a esta monte para asistir a mis Misas y buscar mis oraciónes.”191

Una vez alguien preguntó a Padre Pio cómo se podría evitar el Purgatorio. Él respondió, “Por aceptar todo de la mano de Dios. Ofrecer todo a Él con amor y gracias nos permitirá pasar de nuestro lecho de muerte al paraíso.”192


El Cielo

1er Cor. 2:9 “...ojo no vió, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman.”

Padre Pio dijo sobre el Cielo: “El Cielo es alegría total, alegría continua. Le estarémos constantemente dando las gracias a Dios. Es inútil tratar de entender exactamente como es el Cielo, porque no podemos comprenderlo. Pero cuando se estará quitado el velo de esta vida, comprenderémos de manera diferente.”193

...por la noche cuando cierro los ojos el velo está sacado y veo el paraíso abierto ante mí: y lleno de alegría por esta visión duermo con una sonrisa de dulce beatitud por los labios y semblante perfectamente tranquilo...”194


Padre Pio no sabía todo

Ya que a Padre Pio fueron dados dones milagrosos que superan aun a los más grandes santos de la historia de la Iglesia, algunos han caido en la falsa idea que de alguna manera él sabía todo. Pero Padre Pio, siendo un mero ser humano y un instrumento de la voluntad de Dios, solamente sabía lo que Dios le revelaba y lo que Dios quería que él supiera. Como todos demás, él remanecía ignorante de muchas otras cosas.

Por ejemplo, su director espiritual, P. Agostino, preguntó a Padre Pio si un médico que murió en una guerra fue salvo o perdido. Padre Pio dijo: “No sé nada.” P. Benedetto preguntó a Padre Pio sobre P. Luca que no se podría encontrar después de una batalla. Padre Pio respondió: “Con respecto a P. Luca de feliz memoria, no sé nada... Pero mi mente me dice que no debería buscarle entre los vivos. Que plazca a Dios refutar mi presentimiento.” Padre Pio fue probado equivocado: P. Luca apareció vivo.195

A veces los juicios y evaluaciónes de Padre Pio fueron equivocados. Por ejemplo, hay el caso del sobrino de Padre Pio. El sobrino de Padre Pio, Ettore Masone, había sido expulsado de la universidad porque la administración descubrió que él era epiléptico, y la universidad no quería la responsibilidad de cuidar de él. Cuando Padre Pio aprendió que su sobrino ya no iba a la universidad, supuso que había abandonado los estudios. “¡Apártate de mí, vago!” gritó Padre Pio a su sobrino. “¡Tienes mucho descaro de venir a mi presencia!” dijo él. “¿Porqué me habla así, Tío?” respondió su sobrino. “Porque abandonaste los estudios. ¡Apártate!” “Tío, que lea Usted esta carta.” Cuando Padre Pio leyó la verdadera razón porqué a Ettore le pidieron salir, puso la cabeza sobre su escritorio y empezó a llorar.196


De la Iglesia, su orden, la justicia de Dios, el mundo, y almas siendo perdidas al Infierno

Con respecto a su Provincia Franciscana, en una carta el 29 de diciembre, 1912, Padre Pio escribió: “Por un tiempo a Él [Nuestro Señor] no le placía contestarme cuando trata de materias que tienen relación con nuestra Provincia, porque Él está muy indignado con la manera en que nuestra Provincia se comporta.”197

Padre Pio también pudo ver que la apostasía y desolación casi universal estaba creciendo y bien establecido tan temprano que 1914.

En una carta el 20 de abril, 1914, Padre Pio dijo: “me aqueja el corazón ver tantas almas apostatando de Jesús. Lo que se me hela la sangre cerca del corazón es el hecho que muchas de estas almas se ponen distanciados de Dios solamente porque están privados del verbo divino. La cosecha es grande pero los trabajadores son pocos. ¿Entonces quién cosechará la cosecha en los campos de la Iglesia cuando esté casi maduro? ¿Será cosechada por los emisarios de Satanás quienes son, desafortunadamente, ambos numerosos y sumamente activos? Ah, que el más dulce Dios nunca permitiere que esto pase. Que Él sea conmovido a compasión por la pobreza del hombre que llega a ser extrema.”198

Padre Pio, Carta, 25 de abril de 1914: “Oremos a nuestro más misericordioso Jesús que venga en auxilio de Su Iglesia, porque sus necesidades se han puesto extremas.”199

Padre Pio, Carta, 16 de febrero de 1915: “ella debería tener un director [espiritual] muy iluminado en las vias de Dios. ¿Pero dónde se puede encontrar tal uno en estos tiempos espantosos? El más misericordioso Jesús Mismo se ha quejado por esto. O, mi querido Padre, ¡qué tiempos muy tristes son estos! … ¡Que el divino Padre ponga fin pronto a esta situación desastrosa!”200

Padre Pio, Carta, 28 de agosto de 1917: “Ora por este alma que llora por la desolación universal y especialmente por la desolación de nuestra pobre Provincia.”201

Padre Pio lamentó a Dios el Padre así: “Padre, te suplico, o rápidamente pon fin al mundo o pon fin a los pecados continuamente cometidos contra la Persona adorable de tu Hijo unigénito.”202 Padre Pio vió la Primera Guerra Mundial como castigo por el descreimiento del hombre.203

En julio de 1946, Padre Pio envió palabras destacadas al Arzobispo de Benevento, Italia: “Benevento fue bombardeado, perdió la catedral y residencia Episcopal por castigo del Arzobispo… Peor, no aun después de este castigo de Dios está dispuesto el Arzobispo a entender su responsibilidad. Él es verdaderamente duro de corazón... almas perecen y los enemigos de Dios hacen estragos, todo porque el Arzobispo duerme...”204


Padre Pio sobre la necesidad de la fe Católica, sobre la necesidad de obras con fe, y sobre otras religiónes y sectas

El Credo Atanasiano: “Todo él que desee salvarse debe, ante todo, guardar la fe Católica; pues, a menos que una persona guarde esta fe entera e inviolada, sin duda alguna se perderá para siempre.”

La Profesión de Fe del Concilio de Trento: “Esta verdadera fe católica, fuera de la cual nadie puede salvarse... ahora profeso y sinceramente mantengo...”

Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino,” 1441, ex cathedra: “La Santa Romana Iglesia firmemente cree, profesa y predica que todos que están fuera de la Iglesia Católica, no solo paganos sino también Judíos o herejes y cismáticos, no pueden compartir la vida eterna y irán al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que estuvieren juntados a la Iglesia antes del fin de la vida; y que la unidad de este cuerpo eclesiástico vale tanto para que solo para los que permanecen en ella los sacramentos de la Iglesia contribuyen a la salvación y ayuno, limosnas, y otras obras de piedad y prácticas de la milicia Cristiana produjen recompensas eternas; y que nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas y aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica.”

Juan 3:5: “Respondió Jesús: Amen, amen te digo, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios.”

Marcos 16:16: “Él que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas él que no creyere, será condenado.”

Mateo 18:17: “Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia. Y si no oyere a la iglesia, tenle por pagano y publicano.”

Mateo 16:18-19: “...tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti daré las llaves del reino del cielo. Y todo lo que ligares en la tierra, será ligado en el cielo: y todo lo que desatares en la tierra, será desatado en el cielo.”

1er Timoteo 3:15: “...la iglesia del Dios vivo, pilar y base de la verdad.”

Santiago 2:24: “...¿Veis que el hombre es justificado por las obras, y no por fe sola?

Apocalipsis 20:12-15: “Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y él que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego.”

Apocalipsis 22:12: “He aquí, yo vengo presto: y mi galardón conmigo, para recompensar a cada hombre según sus obras.”

Las cartas de Padre Pio prueban claramente que él no respetaba religiónes falsas y que guardaba firmemente el dogma que es necesario para la salvación ser Católico.

Aquí hay lo que Monseñor Jorge Pogany (quien conocía personalmente a Padre Pio) dijo sobre la vista de Padre Pio de otras religiónes. “...Padre Pio insistía en que la fe Católica era la unica religión fundada por Jesucristo. Él aceptaba a todos como hombres, pero fue convencido que otras religiónes fueron fundadas por varios hombres, como por Lutero, como por Calvino, o por Zwinglio...”205

Padre Pio, Carta, 27 de enero de 1918: “…la Iglesia; esta querida y dulce paloma, que sola puede poner los huevos, dando a luz a las pequeñas palomas del Novio. Continuamente da las gracias a Dios que eres hija de la Iglesia…”206

Hablando sobre los pecados de la humanidad, Padre Pio dijo: “Él (Jesús) ve toda la fealdad y la maldad de criaturas al cometerlos. Él sabe en que medida estos pecados ofenden y ultrajan la Majestad de Dios. Él ve todas las infamias, inmodestias, blasfemias que proceden de los labios de criaturas acompañadas con la maldad de sus corazónes, de esos corazónes y esos labios que fueron creados para dar himnos de alabanza y bendición al Creador. Él ve los sacrilegios de los cuales sacerdotes y fieles se envilecen, sin cuidado de esos sacramentos instituidos para nuestra salvación como medios necesarios de ella; ahora, en cambio, hechos ocasiónes de pecado y condenación de almas.”207

Un hombre ciego llamado Pietruccio preguntó a Padre Pio qué tiene que hacer una persona para salvar el alma. Padre Pio contestó: “Es suficiente si sigas los mandamientos de Dios y de la Iglesia.”208

Padre Pio una vez fue oido diciendo sobre un médico simpático, “Qué lástima que es un Judío.”209

En una carta el 7 de abril, 1913, Padre Pio dijo: “¡Cuántos de nuestros hermanos horribles responden al amor de Jesús por tirarse con brazos abiertos en la secta infame de Francmasonería!”210

Durante los días de Padre Pio, varias sectas no Católicas estában activamente tratando de convertir los Italianos. Una de estas sectas abrió un jardín de infancia cerca de Padre Pio. Padre Pio sabía que los niños estaban expuestos a crítica de la fe Católica. Padre Pio estuvo muy enojado; él dijo al superior: “¡Haga algo pronto! Que vaya Ud. en mi nombre al arzobispo y consiga permiso para abrir un jardín de infantes muy cerca del suyo…” Un jardín de infantes fue abierto, y en poco tiempo la secta tuvo que cerrar su jardín de infantes y mudarse.211 Padre Pio luchaba contra el mal no sólo con oraciónes, sino también con acción.


Sobre Lectura Espiritual

Padre Pio dijo: “Si la lectura de libros santos tiene el poder de convertir hombres mundanos en personas espirituales, qué poderoso debería ser tal lectura al conducir hombres y mujeres espirituales a mejor perfección.”212

Padre Pio, Carta, 14 de diciembre de 1916: “Sigue con tu lectura espiritual porque si es el alma que habla a Dios en la meditación, en lectura espiritual es Dios que habla al alma por la correcta lectura de esos libros.”213


Sobre personas que buscan el extraordinario

Ya que sucesos extraordinarios eran comúnes en la vida de Padre Pio, él aconsejaba a otros que no busquen el extraordinario; y frequentemente amonestaba a los que lo buscaban por faltar de fe o peor. Él dijo: “Estoy convencido que tantas personas no quieren vivir por fe, sino buscan el extraordinario.” Padre Pio aconsejaba a los que respondían a cartas de personas buscando el milagroso contestarles por escribir: “¡Vive por fe!”214

Algunas mujeres a veces agarraban a él, y él frecuentemente gritaba “¡Ay, fuera, fuera!” Tomaba su cuerda y la revoleaba amenazamente hacia ellas. A veces, rugía: “¡Esto es paganismo! ¡Esto es fanatismo!” Más que una vez, Padre Pio comentaba: “Debería ser una grán cerca alrededor de esta zona con el letrero, ‘Manicomio’.”215

Una mujer joven creía que tenía visiónes de Jesús. Padre Pio le dijo no creer las visiónes. La señorita rehusó permitir que Padre Pio le guie en esta materia. Dijo ella que Padre Pio estaba contradiciendo las cosas que Jesús le decía en sus visiónes. Después de un par de meses la mujer se suicidó.216


Padre Pio sobre irse al Cielo y los pocos que son salvos

1er Pedro 4:18 “Y si el justo con dificultad será salvo, ¿dónde aparecerá el malvado y el pecador?”

Mateo 7:13 “Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición, y hay muchos que entran por ella.”

Padre Pio, Carta a un sacerdote, 23 de febrero de 1915: “Que Jesús y María te ayuden siempre y que den a tus palabras el poder de convertir y detener la desbandada precipitada de muchas almas hacia el precipicio.”217

Padre Pio dijo: “¿No sabes que debemos estar alertas en el camino a salvación? ¡Sólo los fervientes la logran, nunca los tibios o los que duermen!”218

En una carta el 27 de mayo, 1914, Padre Pio dijo: “¡O buen Dios! Si todos fueran conscientes de tu severidad además de tu ternura, ¿qué criatura sería tan insensato que se atrevería a ofenderte?”219

Uno de los hermanos preguntó a Padre Pio, “¿Porqué llora Usted?” Padre Pio respondió: “¿Porqué no llore viendo la humanidad se condenando a toda costa?”220

Hablando de la Sangre Divina de Jesús: “Solamente pocos se beneficiarán de Ella, el mayor número corren la via de perdición.”221


Padre Pio sobre la Fe

Padre Pio: “Debemos recordar que fe es la mejor regalo que Dios ha ofrecido al hombre en este mundo, porque de hombre terrenal llega a ser ciudadano del Cielo. Que guardemos este gran regalo celosamente. Ay de él que se olvida de si mismo, que olvida el Cielo, cuya fe se debilita, y peor él que niega su fe. Esta es la más grande afrenta que el hombre puede ofrecer a Dios.”222

Padre Pio: “...renueva tu fe en las verdades de doctrina Cristiana, especialmente en tiempos de conflicto. Y renueva en una manera más particular tu fe en las promesas de vida eterna que nuestro más dulce Jesús hace a los que luchan enérgicamente y con valor. Deberías estar alentado y confortado por el saber que no estamos solos en nuestros sufrimientos, porque todos los seguidores del Nazareno difundidos por todo el mundo sufren en la misma manera y todos están expuestos como nosotros a las tribulaciónes de la vida.”223

Padre Pio: “En tentaciónes contra fe, invoca a San Miguel y Santos Pedro y Pablo.”224


Padre Pio sobre complacer a Dios solo

En una carta el 3 de diciembre, 1916: “Deberías tratar de complacer a Dios solo, y si Él está contento todos están contentos.”225


Padre Pio sobre el mundo

En una carta el 4 de agosto, 1915, Padre Pio dijo: “Que te mantengas muy lejos de... reuniónes profanas, de corrupto y corrompiente entretenimiento, de toda compañía impía.”226

Padre Pio: “…no te preocupes de las burlas de los tontos. Sabe que de los santos siempre se burlaba el mundo y mundanos; ellos los han pisoteado bajo pie y han triunfado sobre el mundo y sus máximas.”227

Padre Pio, Carta, 16 de marzo de 1921: “…el mundo está lleno de maldad, y ninguna prudencia de vigilancia es suficiente para evitar contaminarse. Sólo por huir de él puede ser vencido.”228

Padre Pio, Carta, 13 de septiembre de 1920: “Elogio tu propósito de desear consagrarse totalmente a Dios en la sombra del claustro sagrado. Entonces, si tu padre no te necesita absolutamente, intenta por todo medio, aun por escaparse, de realizar este plan sagrado. Hay que cumplir inmediatamente la vocación del Señor, si no, ponemos en peligro nuestra salvación.”229


Padre Pio sobre el orgullo

En una carta a un hijo espiritual el 30 de enero, 1915, Padre Pio escribió: “Me dices que quieres seguir inadvertido porque tienes miedo de caer en orgullo. Yo mismo no puedo ver cómo una persona puede hacerse orgulloso debido a los dones que reconoce en si mismo. Me parece que lo más rico se ve a si mismo, lo más razón tiene de humillarse ante el Señor, porque los dones del Señor se enriquecen y nunca se puede recompensar totalmente al dador de todas cosas buenas. En cuanto a ti, ¿qué tienes en particular para enorgullecerse? ¿Qué tienes que no recibiste? Si entonces recibiste todo, ¿porqué alardeas como fuera todo el tuyo? Ah, cada vez que el tentador quiere que estés hinchado de orgullo, diga a tu mismo: todo que es bueno en mí he recibido prestado de Dios y estaría idiota alardear de lo que no es mío.”230

Hablando sobre la humildad, Padre Pio dijo: “¿No ves? Es como alguien aquí te diera un bello reloj de oro para llevar a Milano por un arreglo, y durante la viaje lo sacarías y exponías como el tuyo a los otros ocupantes del compartimento. ¿No serías un tipo muy tonto? O, si en realidad querrías quedarse con él, ¿no serías un tipo muy maligno?”231


Padre Pio sobre la Misa

Mateo 26:26-28 “…tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, y comed: Esto es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dio gracias, y les dio, diciendo: Bebed de esto todos. Porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual será derramada por muchos para la remisión de pecados.”

1er Cor. 10:16 “El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es la participación del cuerpo de Cristo?”

1er Cor. 11:26-29 “Porque todas las veces que comiereis este pan, o bebiereis este cáliz, mostrareis la muerte del Señor hasta que venga. De manera que, cualquiera que comiere este pan, o bebiere este

cáliz del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la

sangre del Señor… Porque él que come y bebe indignamente, come y bebe juicio para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.”

Según algunos cálculos, aproximadamente veinte millón personas han visto a Padre Pio ofreciendo la Misa.232

En relación al valor de la Misa, Padre Pio dijo: “Si los hombres solamente apreciarían el valor de una santa Misa se necesitarían policia del tráfico a las puertas de iglesias cada día para mantener las multitudes en orden.”233

Fue preguntado a Padre Pio que significaba su Misa a él. Respondió: “Es una sagrada participación en la pasión de Jesús. Todo que el Señor sufrió en Su pasión, yo sufro, hasta tal punto que es posible por un ser humano. Y eso es aparte de todo mérito mío, sino totalmente por causa de Su bondad.”234

Antes que Padre Pio ofrecía la hostia no consagrada en su patena, pasaba los dedos alrededor de la hostia para asegurarse que no estaban partículas sueltas.235

Padre Pio: “Cada santa Misa, oida con devoción, produce en nuestras almas efectos maravillosos, abundantes gracias espirituales y materiales cuales nosotros mismos no sabemos. Es más fácil que el mundo existiría sin el sol que sin el santo Sacrificio de la Misa.”236

Padre Pio: “Voy a la prensa de uvas de la Iglesia, al altar santo, donde de la Sangre de esa Uva preciosa e inusual, está destilado el sagrado Vino del cual solamente a unas pocas personas afortunadas es permitido ebriarse.”237


Padre Pio sobre Recibir la Comunión

Juan 6:54-55 “Entonces Jesús les dijo: Amen, amen os digo: A menos que comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis Su sangre, no tendréis vida en vosotros. Él que come mi carne, y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el postrer día.”

A Padre Pio le preguntaron de recibir la Santa Comunión. Respondió él: “Es una misericordia interna y externa. Un abrazo.”

Pregunta: “Cuando viene Jesús ¿visita solo el alma? Padre Pio: “Todo el ser.”

Pregunta: “¿Qué hace Jesús en la Comunión?

Padre Pio: “Se deleita de su criatura.”

Pregunta: “Es la Comunión una incorporación?

Padre Pio: “Es una fusión. Como dos candelas que se

funden en una y no más se distinguen.”238

Padre Pio, Carta a un hijo espiritual sobre recibir la Comunión: “Sigue recibiendo la Comunión, y no te preocupes de no poder recibir el Sacramento de Penitencia. Jesús valorará tu buena voluntad. Recuerda lo que te he dicho muy frecuentemente: con tal de que no estemos seguros de estar en pecado grave, no deberíamos abstenerse de la Comunión.”239 “A menos que estés segurísimo que estás en pecado mortal deberías tomar la Comunión cada día.”240

Padre Pio: “Mi corazón se siente atraído por un poder superior antes de estar unido con Él en el Bendito Sacramento. Tengo tanto hambre y sed antes de recibir a Él que necesitaría poco más para morir de vivo deseo… Y en vez de permanecer satisfecho después que he recibido el Sacramento, este hambre y sed aumenta aun más. En el momento en que estoy en posesión de este mejor bien, entonces sí, la plenitud de dulzura es verdaderamente tan grande que casi digo a Jesús: ¡Basta! ¡No puedo aguantar nada más! Olvido que aun estoy en este mundo. La mente y el corazón desean nada más… A veces me pregunto a mí si hay almas que no sienten que el pecho quema de fuego divino, especialmente en el momento que se encuentran si mismos ante Él en el Bendito Sacramento. Me parece imposible, particularmente si el individuo es un sacerdote o religioso.”241


Devociónes Especiales de Padre Pio

Padre Pio siempre llevaba consigo la santa reliquia de la Cruz. Quería que sus hijos espirituales lleven una también o lleven un crucifijo permanentemente alrededor del cuello.242

Padre Pio tenía una devoción especial a la Pasión de Nuestro Señor, a Nuestra Señora y a San Miguel el Arcángel. Exhortaba a otros a estas devociónes. Padre Pio enfatizaba que San Miguel es nuestro protector contra las trampas del diablo.243 Recomendaba San Miguel a almas, les diciendo recurrir a él siempre durante las tentaciónes. Padre Pio también recomendaba a personas que vayan al Monte San Angelo para venerar a San Miguel.244


Padre Pio sobre el matrimonio

Padre Pio tenía un lugar muy especial en su corazón por la familia grande. Decía “el matrimonio es para hijos,” y, como dice la Biblia, “Hijos son un regalo del Señor” (Ps. 126:3).245

La buena esperanza que tenía él por matrimonios era que su matrimonio sea “coronado maravillosamente de hijos,” para poblar la tierra y el paraíso.”246

Padre Pio se negaba con energía a aceptar a alguien que de propósito fijado rehusaba engendrar hijos. Se les negaba la absolución. Una vez dijo a una persona: “Que la venganza del Señor no caiga sobre tí.” Y dijo a otra persona: “Cuando te casaste, Dios hizo la decisión de cuantos hijos Él debería darte.”247

Algunos de los pecados que más ofendían a Padre Pio eran pecados contra la maternidad; la limitación de familias; pecados contra la vida; maldiciónes; blasfemia; mentiras; calumnia; y el escándalo de vestirse sin recato.248 Padre Pio no quería apartarse de doctrina Católica tradicionál en absoluto.249


El Final de la Vida de Padre Pio

Cuando se murió Padre Pio en 1968, estaba recibiendo cinco mil cartas cada mes.250 Padre Pio recibía tantas cartas que los frailes guardaron que construyeron un almacén tan grande que un garaje para conservarlos. Fueron una aproximada dos millón cartas de todo el mundo.251

Cuando Padre Pio oyó del número cada vez mayor de sacerdotes, religiosas, y seglares radicales, además de disenso de enseñanza Católica y la carencia de vocaciónes, se dijeron que comentaba más que una vez: “¡Gracias a Dios que estoy viejo y cerca de la muerte!”252 Padre Pio instaba la recitación frecuente de la oración, “O Jesús, salva a los elegidos en la hora de tinieblas.”253 Y al contrario de lo que algunos han dicho, Padre Pio nunca celebró la Misa Nueva. Padre Pio se murió en 1968; la Misa Nueva no fue promulgada hasta el 3 de abril, 1969.

Ya que Padre Pio era muy bien conocido y solicitado por sus dones extraordinarios de Dios (él fue la persona más fotografiada de todo el mundo en su tiempo),254 no es sorprendente que ciertas personas – posiblemente para promover una agenda particular – han difundido ciertos cuentos de él que no son verdades. Ciertas personas afirman que él dijo e hizo ciertas cosas que, de hecho, nunca dijo ni hizo. Por ejemplo, se le daba gran publicidad que Padre Pio supuestamente dijo a una persona particular que “un día estarás el Papa,” cuando nunca lo hizo. La persona a quien supuestamente fue dicho esto por Padre Pio después admitió públicamente que Padre Pio nunca dijo esto a él. Algunos afirmaban que Padre Pio hizo una profecía sobre los tres días de tinieblas, cuando no lo hizo. Otros afirman que Padre Pio respetaba religiónes falsas, o admiraba a los que las practicaban. Esto no es verdad; no encuentra ninguna base en, y está contradicho por, sus cartas personales que muestran que él rechazaba en absoluto una falsa religión ecuménica y mantenía que la Fe Católica es necesaria. Por supuesto Padre Pio no respetaba otros religiónes ni admiraba a los que las practicaban, porque entonces estaría testificando que todos sus esfuerzos y sufrimientos (como oyendo confesiónes, las cuales consideraba necesarias para perdonar pecados graves) no tuvieron sentido.

Posiblemente como una advertencia de la aumentanda Gran Apostasía, unos pocos días antes de su muerte, cuando fue saludado por una hija espiritual, Padre Pio puso la mano en su cabeza y dijo dos veces en una manera contundente: “Hija, que seas constante y perseverante en la fe de nuestros padres.”255

Poco antes de su muerte, el 23 de septiembre, 1968, las heridas de los estigmas de Padre Pio se cerraron milagrosamente. Cuando se murió, no había señales de los estigmas.256 Doctor Sala declaró que la sanación de las heridas fue inexplicable clínicamente. Padre Pio siempre había querido que los estigmas sean invisibles y Jesús le concedió su oración al mismo fin de su vida.257 P. Onorato bien advirtió que cuando el ministerio de Padre Pio estaba terminando, las señales también estaban terminando.258 La noche antes de la muerte de Padre Pio, la cripta que contenería su cuerpo fue acabada y bendicha.259 Durante los cuatro días y noches después de la muerte de Padre Pio casi doscientos mil personas pasaron delante de su ataúd.260

Por la mayoría de Santos posibles, la causa de canonización incluye casi cinco cajónes de documentación que están presentados a la Congregación para las Causas de los Santos. En el caso de Padre Pio, más que cien cajónes de documentación estuvieron presentados al principio.261

En 1968, cuando Padre Pio se murió, dejó un hospital enorme llamado El Hogar para el Alivio de Sufrimiento, el cual describió Los Tiempos de Nueva York como “uno de los más bellos además de uno de los más modernos y bien equipados hospitales en el mundo.”262 Su legado incluyó 726 grupos de oración con 68.000 miembros. Hay también veintidos centros para niños discapacitados Padre Pio y un centro para los ciegos. Como un ejemplo de la profunda influencia de su vida, en 1997 seis y media millónes de personas visitaron la tumba de Padre Pio.263

Padre Pio dijo que haría después de la muerte. “He hecho un pacto con el Señor: cuando mi alma ha sido purificado en las llamas de purgatorio y juzgado digno de estar admitido a la presencia de Dios, tomaré mi puesto en la puerta del paraíso, pero no entraré hasta que habré visto entrar el último de mis hijos espirituales.”264

Notas al Fin

1 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 24.

Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 1.

El Diccionario Ilustrado de Oxford, Edición Segunda, Prensa Clarendon, Oxford, Inglaterra. p. 832.

4 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 130.

Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 27.

6 Agustín McGregor, Padre Pio, Sus Años Tempranos, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 17.

7 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 67.

Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 25.

Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 109.

10 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 26.

11 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 160.

12 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 26.

13 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 67.

14 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 88.

15 Prensa Respuestas de Radio, Inc., ¿Quién es Padre Pio?, Libros TAN, Rockford, IL. p. 9.

16 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 143.

17 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 63.

18 P. Alessio Parente, Mándame Tu Ángel de la Guarda, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 14.

19 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 29.

20 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 3.

21 Bert Ghezzi, Místicos y Milagros, Prensa Loyola, Chicago, IL. p. 79.

22 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 7.

23 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 7.

24 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 9.

25 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 10.

26 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 12.

27 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 29.

28 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 8.

29 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 9.

30 Renzo Allegri, Padre Pio Hombre de Esperanza, Pub. Sirviente, Ann Arbor, MI. pp. 18-19.

31 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 42.

32 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 17.

33 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 73.

34 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 294.

35 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 89.

36 Padre Pio de Pietrelcina, Caminando en los Pasos de Jesucristo, La Compañía Misal de Folleto, San Pablo, MN. p. 72.

37 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. pp. 148-149.

38 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 122.

39 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 30.

40 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. pp. 40, 41.

41 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 42.

42 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 122.

43 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 57.

44 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 59.

45 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 133.

46 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 41.

47 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 59.

48 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. p. 57.

49 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #94.

50 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. p. 50.

51 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #69.

52 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 54.

53 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 183.

54 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. pp. 107-109.

55 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 207.

56 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 30.

57 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. XI.

58 Prensa Respuestas de Radio, Inc., ¿Quién es Padre Pio?, Libros TAN, Rockford, IL. p. 28.

59 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 41.

60 Una Celebración de Padre Pio, Ora, espera y no teme, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. (video)

61 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 41.

62 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 128.

63 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 88.

64 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 193.

65 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 299.

66 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 191.

67 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 153.

68 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 404.

69 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 297.

70 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 155.

71 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 297.

72 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 155.

73 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 99.

74 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 198.

75 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 71.

76 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 86.

77 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 171.

78 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 111.

79 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 113,114.

80 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 115.

81 P. Alessio Parente, Las Gracias de Dios por la Intercesión de Padre Pio, Vol. 2, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 504.

82 P. Alessio Parente, Las Gracias de Dios por la Intercesión de Padre Pio, Vol. 2, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

83 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 158.

84 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 80.

85 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 133.

86 Bert Ghezzi, Místicos y Milagros, Prensa Loyola, Chicago, IL. p. 79.

87 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 190.

88 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 118.

89 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 30.

90 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 40.

91 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 31.

92 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 217.

93 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 131.

94 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. pp. 29-30.

95 P. Alessio Parente, Las Gracias de Dios por la Intercesión de Padre Pio, Vol. 2, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 331-332.

96 P. Alessio Parente, Las Gracias de Dios por la Intercesión de Padre Pio, Vol. 2, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 493-494.

97 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 48.

98 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 30.

99 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 30.

100 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 251.

101 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 214.

102 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 52.

103 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 114.

104 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. II, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 421.

105 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 148.

106 P. Alessio Parente, Mándame Tu Ángel de la Guarda, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 65.

107 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 351.

108 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 141.

109 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 367.

110 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 61.

111 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. pp. 61,62.

112 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 78.

113 Agustín McGregor, Padre Pio, Sus Años Tempranos, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 181.

114 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 56.

115 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 56.

116 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 81.

117 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 27.

118 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. II, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 150-151.

119 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 362.

120 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 19.

121 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 346.

122 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 60.

123 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 64.

124 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 376-377.

125 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 20.

126 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 77.

127 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 52. (Cartas Vol. 1, p. 150.)

128 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. Italia. p. 88.

129 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. Italia. p. 111.

130 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 11.

131 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 80,81.

132 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 418.

133 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 157.

134 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 122.

135 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 55.

136 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 627.

137 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 973.

138 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 41.

139 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Monasterio Nuestra Señora de Gracia, San Giovanni Rotondo, Italia, p. 770.

140 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 607.

141 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 884.

142 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 525.

143 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 64.

144 Prensa Respuestas de Radio, Inc., ¿Quién es Padre Pio?, Libros TAN, Rockford, IL. p. 9.

145 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 107.

146 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 110.

147 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 183.

148 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 24.

149 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 55.

150 Gerardo Di Flumeri, El Misterio de la Cruz en Padre Pio de Pietrelcina, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 16.

151 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 21.

152 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 31.

153 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 39.

154 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 177.

155 Agustín McGregor, Padre Pio, Sus Años Tempranos, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 198.

156 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 212.

157 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 43.

158 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 590.

159 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 57.

160 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 113.

161 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 218.

162 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 197.

163 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 142.

164 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 237.

165 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 27.

166 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 120.

167 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 33.

168 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 33.

169 Padre Pio de Pietrelcina, Caminando en los Pasos de Jesucristo, La Compañía Misal de Folleto, San Pablo, MN. p. 68.

170 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #86.

171 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 143.

172 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 671.

173 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. p. 9.

174 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. II, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 102.

175 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 256.

176 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. pp. 164-165.

177 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 12.

178 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 91.

179 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 89.

180 Padre Pio de Pietrelcina, Serie Espiritualidad, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 164.

181 Padre Pio de Pietrelcina, Serie Espiritualidad, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 164.

182 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 219.

183 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. p. 215.

184 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 54.

185 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 123.

186 Padre Pio de Pietrelcina, Serie Espiritualidad, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 74.

187 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 31.

188 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. pp. 385-386.

189 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 172.

190 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 172.

191 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 173.

192 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 179.

193 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 178.

194 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 347.

195 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 182.

196 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 319.

197 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 370.

198 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 523.

199 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. II, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 88.

200 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 597.

201 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 1041.

202 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 183.

203 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 121.

204 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 273.

205 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 417.

206 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 943.

207 Prensa Respuestas de Radio, Inc., La Agonía de Jesús, Libros TAN, Rockford, IL. p. 28.

208 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 156.

209 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 300.

210 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 396.

211 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 178.

212 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 138.

213 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 671.

214 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 145.

215 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 293.

216 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 138.

217 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 600.

218 Señora Katharina Tangari, Cuentos de Padre Pio, Libros TAN, Rockford, IL. p. 53.

219 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 534.

220 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 121.

221 Prensa Respuestas de Radio, Inc., La Agonía de Jesús, Libros TAN, Rockford, IL. p. 28.

222 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 33.

223 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #45.

224 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 1103.

225 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 543.

226 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. I, Monasterio Nuestra Señora de Gracia, San Giovanni Rotondo, Italia, p. 488.

227 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #44.

228 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 1065.

229 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. III, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 904.

230 Padre Pio de Pietrelcina, Cartas Vol. II, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 337.

231 Juan McCaffery, Bendito Padre Pio, Libros Católicos Romanos, Fort Collins, CO. p. 68.

232 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 99.

233 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 101.

234 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 148.

235 Dorothy Gaudiose, Profeta de la Gente, Casa Alba, NY, NY. p. 202.

236 Gerardo Di Flumeri, El Misterio de la Cruz en Padre Pio de Pietrelcina, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 16.

237 Gerardo Di Flumeri, El Misterio de la Cruz en Padre Pio de Pietrelcina, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 27.

238 Gerardo Di Flumeri, El Misterio de la Cruz en Padre Pio de Pietrelcina, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 50.

239 Gerardo Di Flumeri, El Misterio de la Cruz en Padre Pio de Pietrelcina, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 51.

240 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 138.

241 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 181.

242 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 113.

243 Clarice Bruno, Caminos a Padre Pio, Edición Séptima, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 151.

244 P. Tarcisio, El Diablo en la Vida de Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 113.

245 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 117.

246 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 117.

247 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 118.

248 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 152.

249 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 180.

250 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 13.

251 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 167.

252 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 364.

253 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 113.

254 Cincuenta Años de Espinas y Rosas (video). Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

255 P. Stefano Manelli, Padre Pio de Pietrelcina, Franciscanos de la Inmaculada, Nueva Bedford, MA. p. 112.

256 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 44.

257 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 214.

258 P. Juan A. Schug, Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA. p. 241.

259 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. 43.

260 Padre Pio de Pietrelcina, Caminando en los Pasos de Jesucristo, La Compañía Misal de Folleto, San Pablo, MN. p. 26.

261 Padre Pio, El Taumaturgo, Capilla de Nuestra Señora, Nueva Bedford, MA. p. XII.

262 C. Bernardo Ruffin, Padre Pio: La Verdadera Historia, Nuestro Visitante Dominguero, Huntington, IN. p. 286.

263 Patricia Treece, Momentos Tranquilos con Padre Pio, Publicaciónes Sirviente, Ann Arbor, MI. #120.

264 Gennaro Preziuso, La Vida de Padre Pio, Sociedad de San Pablo, Isla Staten, NY. p. 197.

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¿Quién es Padre Pio?. Rockford, IL: Libros TAN, 1974.

Videos

Cincuenta Años de Espinas y Rosas, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Ora, Espera y No Teme, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Padre Pio: el Hombre Marcado, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Padre Pio: el Estigmatizado, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Padre Pio nunca dio ningún sermón, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Mi Amigo Padre Pio, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

No puedo rechazar a nadie, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

A las Puertas del Cielo, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Sanctus, Padre Pio Hombre de Dios, Centro Nacional de Padre Pio, Barto, PA.

Frederick Abresch fue uno de esos penitentes que había sido convertido después de ir a Padre Pio por confesión. Aquí hay unas de las cosas que describió sobre el cuento de su conversión increíble:

El noviembre de 1928, cuando fui a ver a Padre Pio por la primera vez, había sido pocos años desde yo había pasado de protestantismo a catolicismo, que hice de conveniencia social. No tuve la fe; por lo menos entiendo ahora que simplemente me hacía ilusiones de tenerla. Habiendo sido criado en una familia muy anticatólica y imbuida de prejuicios contra dogmas a tal grado que una instrucción rápida no podría eliminar, estaba siempre ávido de cosas secretas y misteriosas.

Encontré un amigo que me inició en los misterios del espiritismo. Muy pronto, sin embargo, me cansé de estos mensajes inconcluyentes de ultratumba; yo era fervientemente en el campo del ocultismo, magia de todos tipos, etc. Entonces me encontré con un hombre que declaró, con un aire de misterio, que estaba en posesión de la única verdad: ‘teosofía’. Enseguida me hice su discípulo, y en nuestras mesas de noche empezamos a acumular libros con títulos más tentadores y atractivos. Con seguridad en mi mismo y engreimiento, usaba palabras como Reencarnación, Logos, Brahma, Maja, ansiosamente esperando alguna realidad grande y nueva que se tuviera que pasar.

No sé porqué, aunque creo que era ante todo para complacer a mi esposa, pero de vez en cuando continuaba recibiendo los santos Sacramentos. Esto fue el estado de mi alma cuando, por la primera vez, oí del Padre Capuchino que me había sido describido como un crucifijo vivo, haciendo milagros continuos.

Creciendo en curiosidad... decidí ir y ver con mis propios ojos... Me puse de rodillas en el confesionero [y dije a Padre Pio que]... consideraba la confesión una buena institución social y instructiva, pero que no creía en la divinidad del Sacramento en absoluto... El Padre, empero, dijo con expresiónes de gran dolor, ‘¡Herejía! Entonces todos tus Comuniónes fueron sacrílegas... tienes que hacer una confesión general. Examina tu conciencia y recuerda la última vez que hiciste una buena confesión. Jesús ha sido más misericordioso contigo que con Judas.’

Entonces, mirando encima de mi cabeza con ojo severo, él dijo, ‘¡Alabados sean Jesús y María!’ y se fue a la iglesia para oir las confesiónes de las mujeres, mientras que me quedaba en la sacristía, conmovido y afectado profundamente. Mi cabeza estaba girando y no me podría concentrar. Todavía oía en las orejas: ‘¡Recuerda la última vez que hiciste una buena confesión!’ Con dificultad logré hacer la siguiente decisión: Diría a Padre Pio que había sido un Protestante, y que aunque después de la abjuración fui rebautizado (condicionalmente), y todos los pecados de mi vida pasada fueron borrados en virtud de santo Bautismo, sin embargo, por mi tranquilidad quería empezar la confesión de mi niñez.

Cuando el Padre regresó al confesionero, repitió la pregunta a mí: ‘Pues cuando fue la última vez que hiciste una buena confesión?’ Respondí, ‘Padre, cuando estaba...’ pero en ese punto el Padre me interrumpió, diciendo, ‘...¡hiciste una buena confesión por la última vez cuando estuviste regresando de tu luna de miel, dejemos todo lo demás y empecemos de allá!’

Remanecí boquiabierto, sacudido con un aletargamiento, y entendí que había tocado lo sobrenatural. El Padre, empero, no me dejó tiempo para reflexionar. Ocultando su conocimiento de mi entero pasado, y en la forma de preguntas, enumeró todas mis faltas con precisión y claridad... Después que el Padre había traido a luz todos mis pecados mortales, con palabras impresionantes me dio a entender la gravedad de estas faltas, añadiendo en un tono de voz inolvidable, ‘Has cantado un himno a Satanás, mientras que Jesús en Su amor ferviente se ha desnucado para tí.’ Entonces me dio mi penitencia y me absolvió... Creo no solamente en los dogmas de la Iglesia Católica, sino también en la más minima de sus ceremonias... para quitar esta fe, se debería quitar mi vida también.”

José Greco, ahora un gran devoto de Padre Pio, tuvo un sueño en que se encontró con Padre Pio por un camino y le pidió salvar su padre enfermo. El padre de José de repente se recuperó después del sueño. Para agradecerle a Padre Pio, José decidió viajar y verle cara a cara. Después de esperar cuatro días, José logró ir a Padre Pio por confesión. José describió el encuentro:

Esto lo hizo de verdad, cuando Padre Pio me vió él dijo: ‘Pues tu padre está bien, entonces.’ Pues me dejó destrozado porque nunca había visitado a San Giovanni Rotondo antes. Nunca había ido a esa parte del mundo, ni conocía a nadie allá. Y sin embargo planteé en la mente una pregunta a él, dije ‘¿fue Usted, fue Usted?’ Y él respondió, ‘en el sueño, en el sueño.’ Pues empecé a temblar, de verdad te digo que estaba muerto de miedo. Dije, ‘sí Padre, en el sueño, Padre.’ Le dije mis pecados, y antes que me dio la absolución me dijo: ‘ahora bien, hay algo más ¿sabes?’ [que no mencionaste en confesión]. Dije, ‘bien Padre, no puedo recordar nada más.’ Padre Pio procedió a describir un suceso con una chica en el parque cuando yo primeramente estaba en el ejército. Pues volví a recordarlo todo. Quise que la tierra se habría abrido y me tragado, estuve tan avergonzado. Entonces dije a Padre Pio, ‘Sí Padre, estoy volviendo a recordarlo todo y tengo miedo de que olvidaba decirlo en confesión, estoy muy avergonzado.’ ‘Pues,’ dijo él, ‘has portado este pecado contigo desde 1941, y el lugar fue Blackburn por decirte la verdad.’ Y me levanté para salir y Padre Pio dijo, ‘Hay algo más que has olvidado,’ y fue una sonrisa leve en su cara. Dije, ‘O no Padre, de verdad no hay nada más que puedo recordar.’ Pensé que fue sobre algún pecado. Y él dijo: ‘ve en tu bolsillo.’ Así saqué mis cuentas del rosario [de mi bolsillo], las dé a él, las bendijo él y me las dio de vuelta. Y eso fue todo.”